Castilla y la negación de España

Con frecuencia cuando uno recorre las viejas y destartaladas carreteras del Cerrato o de Tierra de Campos descubre allí en la orilla de un pueblo, vigilando la carretera que lleva a la nada, un grupo de jubilados que, bien arracimados contra una decrépita tapia de adobe, compiten por recibir el calor del sol de mediodía. Es la solana, el club social del pueblo, el servicio informativo local, el lugar donde se comentan las últimas y escasas novedades que proporciona la lánguida vida de nuestras comarcas y donde los lugareños cargan las pilas de sol, luz y calor que se trasformarán en vitalidad y animación… hasta donde sea buenamente posible. Los pueblos no dan para más… lo último interesante que he leído sobre ello es la brillante columna de Julio César Izquierdo al respecto de una necesaria discriminación positiva de campos y pueblos castellanos para recuperar las solanas y las plazas mayores de cada lugar.

Pero no, aquí seguimos interesadísimos las últimas noticias de Guasintón. ¡Lo que nos interesa ese sitio y lo lejos que está! ¡Y cómo se nos llena la boca en la solana hablando de los males del vaquero rubio que ocupa la Casa Blanca! Y también nos preocupan mucho las últimas bravatas de los independentistas. Los periódicos están llenos de referencias de lo uno y lo otro. Y de los planes del gobierno para calmar el ánimo de los catalanistas más furibundos. Pero no parece preocupar a nadie quién va a pagar las inversiones económicas en la parte más rica de España, de qué bolsillos va a salir. No, eso no preocupa en la solana, de eso no se habla. Ni preocupa por qué las leyes, las que hay y las que habrá, defienden la existencia de una España rica y poblada y una España triste, apagada y moribunda donde el Estado, ese ente abstracto ante el cual todos deberíamos ser iguales, favorece a los más ricos, poderosos y plañideros.

Hoy me he levantado pesimista, no sé si porque el invierno no parece querer irse o porque al pasar por la solana de un pueblo de la Ojeda hoy había un jubilado menos que la semana pasada, un jubilado menos controlando la carretera que lleva a… a la siguiente solana. Ya nadie habla de la decadencia de una tierra de la que salieron escultores, literatos, arquitectos, intrépidos almirantes de la mar océana, nadie habla de dónde se han ido los jóvenes, con su trabajo, con su creación de riqueza, con sus impuestos que sufragan desarrollo fuera de su tierra, de nuestra tierra. Ya nadie habla de una tierra abandonada de la mano de Dios Rajoy, como antes lo fue de Zapatero, Aznar o… o pongan ustedes el nombre que quieran, da igual, todos nos han ignorado, todos han pasado de esta tierra que ha dado a España sus mejores hombres y los mejores pasajes de la historia. Y que sigue dándolos hoy en forma de emigración.

Hasta el punto de que, sea en Cantamuda, sea en Tabanera de Cerrato, las autoridades locales compran vecinos para que no se cierren las escuelas. La batalla es desigual y eso que hoy aparece como idea brillante en las portadas de los periódicos y en las entradillas de los informativos de la radio terminará por ser simplemente un paño caliente que aliviará infinitesimalmente el problema más grave de nuestra tierra. Será pan “para hoy y hambre para mañana”, será “tente mientras cobro”. Porque la solución excede las competencias limitadas de un ayuntamiento, porque la solución solo puede venir desde fuera, aquí ya no queda mucho más trigo que repartir. Pero fuera no interesamos. Fuera no piensan en nosotros, fuera están preocupados por Guasintón o por Barcelona. Fuera no se preocupan de nosotros. Y a veces pienso que nosotros tampoco. A lo peor esa es la madre del cordero. Que no salimos a montarle al Estado y a Europa un carajal de no te menees y por lo tanto no salimos en las portadas de los grandes medios de comunicación, tal vez lo peor es que no existimos. Que el que no llora no mama, que el que no llora no existe. Que no, que no, que jamás habrá nadie que invierta un euro en discriminación positiva, que de inversiones, de dinero, de futuro y de riqueza se ocupan otros. En la solana se habla de Cristiano Ronaldo, de Donald Trump y de Pujol. Se habla del presente y del futuro de otros. No bastaría con la discriminación positiva, haría falta la energía y la inversión gigantescas de un plan Marshall. Pero España está en otras cosas.

Y nada más, hasta la semana que viene, a ver si vuelve el sol y la luz y la primavera y me puedo ir a una solana a bañarme de sol y de optimismo. Y si ustedes tienen algo que añadir @pedrodehoyos les espera en tuiter para lo que sea menester. Adiós, señores, hasta entonces
…………………………………………………… Mi artículo semanal en Onda Cero Palencia ………………………………………

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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