11 enero 2017
Queridos reyes magos: espero que al recibo de la presente estén bien, yo también gracias a Dios.
Sé que les escribo con demasiada anticipación, pero desconozco el nivel de burocracia en su país de ustedes y me temo que debido a la intensa relación y a la influencia de España los trámites se alarguen demasiado. Y no, no quiero sorpresas para el año que viene. (1)
Les escribo deprisa y corriendo, así que si ustedes tuvieran que elegir, priorizar lo llaman ahora, confío en que sepan por dónde empezar.
En primer lugar quiero que me traigan gente, mucha gente, con sus respectivos hijos y puestos de trabajo. Que no hay derecho a que nuestros pueblos estén como están, vacíos y envejecidos. ¿Por qué el empeño de nuestros gobernantes en que todos seamos catalanes o vascos? ¿Por qué el empeño en invertir en otros sitios y no en Castilla? ¿Por qué no repartir un poco? Pues eso. Gente y puestos de trabajo.
También quiero un carril bici. No para mí, sino para Palencia. Y no uno sino varios. Si vuestras majestades lo estiman preciso puedo ponerles en contacto con el alcalde y los concejales, que tienen mucha mano en esto. Son unos atrasados, siguen en el siglo XX, con lo lejos que queda, creen que coche es sinónimo de modernidad, cuando las ciudades más modernas de toda Europa cuentan con una red de carriles bici que cruzan las urbes en todas las direcciones.
También quiero que mis impuestos, ese atraco legal que el Estado perpetra cada mes a mi bolsillo, se gasten en ayudar a los que no tienen casa, calefacción o medicinas. Y no en subvencionar clubes de fútbol, por ejemplo, con excusas infantiles. El que quiera fútbol que se lo pague. Ah, que no vaya un duro de mis pesetas, o como quiera que se llame ahora el vil metal, a ninguna asociación relacionada ni de lejos con los toros. Otros que creen vivir en el siglo XX. ¿Qué necesidad tienen de hacer daño a un animal?
Juicios, también quiero que de una vez por todas me traigáis un juego de bonitos juicios a políticos. Como lo de “juego” lo he dicho en castellano a lo mejor no queda claro, me refiero a un conjunto, un “set” que llaman los cosmopaletos. Un conjunto de juicios a los de las tarjetas black, a los de la trama Gürtel, a los Pujol y compañía, a los de los EREs andaluces… como ven, majestades, es un juego completo, como un juego de cuchillos, tenedores o cosas así. O sea, un “set”, para que me entiendan los castellanoparlantes.
Lo último que quiero que me traigan es una playa. Marítima, por supuesto, no como la de Valladolid. Ya que la industria no invierte en Palencia quiero una playa, soleada, con vistas a poniente. No, no, majestades, díganle a ese paje que se está partiendo de risa que se la meta donde le quepa. La alternativa económica a la industria es el turismo, no hay otras posibilidades en España. Y visto el nivel cultural de los españoles nunca vendrán a ver Frómista, Carrión, Aguilar, Villasirga, Cervera. No hay más turismo que el de sol y playa. El que se ría está equivocado. Cuatro macrodiscotecas con unos tíos morenazos a la puerta y unas tías medio en cueros dentro y playa. No hay otra. Y llámenme ustedes machista o lo que quieran. Es la pura verdad. La más triste playa crea mil veces más trabajo que toda la monumentalidad de Palencia publicitada en el metro de Madrid o de Bilbao. No hay más cataplines, España es “asín”.
Pero no solo quiero que me traigáis cosas, también quiero que os llevéis a dar un paseo muy muy largo a la ministra esa que pretende que los jubilados que ganan entre 18000 y 100000 euros copaguen sus medicinas; que os llevéis a otro planeta a los bancos que se han aprovechado de la ingenuidad o falta de conocimiento de sus clientes con las cláusulas suelo. Su mezquindad solo es comparable a la impotencia que han sentido hasta ahora los afectados.
Majestades, un abrazo muy fuerte y muy respetuoso para ustedes y un corte de mangas para el paje que se rio antes.
Me despido con la esperanza puesta en el seis de enero del año que viene.
(1) Mi artículo semanal en Onda Cero Palencia.
