España, sexo y playa por cuatro euros

No hay duda, este año volvemos a batir otro récord en afluencia de turistas. Al ritmo que la economía europea se recupera llegan nuevas hornadas de turistas como recién salidos de la fábrica. A Barcelona llegaron en solo día cuatro de esas enormes ciudades flotantes que llaman cruceros, la inversión que la España “que ens roba” hizo en su momento, dinero y voluntarios, sigue rindiendo resultados.
En España no cabe nadie más, nos llegan millones de turistas, muchos de ellos indeseables, bendita la hora en que a Fraga se le ocurrió inventarse a las suecas en bikini. Hay miles de turistas baratos que nos sobran, borrachos y pendencieros, que confunden España con una selva sin ley. La polémica no es solo con esos jovenzuelos que se tiran desde los balcones, que orinan en cualquier esquina o que montan bronca violenta sin excusa. Debería llegar la hora en que nos permitiéramos escoger a nuestra clientela.
Muchos de estos turistas de garrafón son impresentables que por cuatro euros diarios se creen los dueños de un tercermundista país colonizado y pretenden demostrarlo cada anochecer. Son gente que no aportan nada, salvo su salvajismo violento y macarra, a un turismo que pueda sostener la economía española. Los dineros que se dejan entre nosotros no compensan las molestias y los daños que causan. Que la alcaldesa de Barcelona pretenda poner coto a estos excesos es algo que se debería haber hecho antes.
No podemos convertir a España en un destino ecléctico, solo tenemos sol, playa y paella (y monumentos y cultura, pero esto no interesa al turista occidental) pero algo debemos hacer para impedir el progresivo deterioro y la invasión de tanto macarra que viene a en busca de alcohol y sexo barato, ese turista que cree que en España puede llevar la vida de desenfreno que las costumbres sociales y los precios le impiden llevar en su país.
A España no debería interesarle un turismo bazofia o de borrachera, los cuatro duros que les cuesta el viaje y el hotel no sirven ni para pagar a los que deben limpiar el rastro de sus vómitos. A veces su mala educación y sus costumbres pedestres deberían ser motivo suficiente para deportarlos.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

Lo más leído