Las épocas de bonanza y de crisis en la economía están ya descritas en la Biblia, lo extraño es que desde tiempos de los profetas hasta la actualidad nada hayamos aprendido. Los ciclos de expansión y contracción se suceden sin fin. Yo recuerdo haber vivido tres, ya voy siendo mayor, de diversa intensidad.
A pesar de los siglos transcurridos no hemos aprendido a evitar estos malos momentos y ni siquiera hay una receta universalmente aceptada para combatir el mal, ahí tienen a Islandia que tras subir los sueldos un seis por ciento está olvidando la crisis con un cuatro por ciento de paro. Y vienen de una hecatombe total, parecida a la de Grecia.
Sin embargo hay circunstancias que se repiten, crisis tras crisis, siglos tras siglos: siempre los más pobres son los que más padecen, siempre hay desahucios, siempre hay despidos y paros. Siempre hay ciudadanos sufriendo, siempre hay desesperación. Y siempre los ricos suelen salir más ricos. No, por favor, no me vengan con lo de la demagogia, es dura verdad lo que estoy diciendo.
Y así una vez tras otra. Nadie sabe hacer nada, nadie puede hacer nada. La derecha (económica, que es el centro derecha sociológico) parece conformarse y aceptarlo. La izquierda moderada plantea denunciar el Concordato para solucionar la economía (¡…!) y la izquierda bruta, analfabeta y totalitaria plantea convertirnos en Cuba o Venezuela, paraísos de las libertades y del progreso.
Mientras esa derecha disimula bastante mal su incapacidad y esconde sus miembros corruptos, Alguien dijo una vez que si un miembro te escandaliza deberías amputarlo, la izquierda moderada solo plantea demagogia y la izquierda radical se dispone a incendiar Madrid. Basura unos y otros y solo basura. Mientras tanto escasean los maestros y las camas de hospital, mientras tanto no hay tratamientos para enfermos especiales. Mientras tanto los más afortunados licenciados españoles han de trabajar de camareros en McDonalds o emigrar a Londres a limpiar váteres.
Vienen políticos de nuevo cuño a limpiar este patio maldito. Vienen elecciones, viene… nada salvo, tal vez, la anarquía de unos o la indiferencia de otros. Las épocas de bonanza y de crisis en la economía están ya descritas en la Biblia, lo extraño es que desde tiempos de los profetas hasta la actualidad nada hayamos aprendido…