Vallas para los negros

Otra vez un numeroso grupo de africanos ha trepado la malla de Melilla, el muro de Berlín de siglo XXI. Observo con estupor que esta noticia ya no ocupa los primeros puestos de las portadas y que es superada en interés por sucesos tan relevantes como el alza de ventas en los comercios durante noviembre pasado o que el Barcelona no pueda fichar en 2015. O tempora, o mores.

El suceso se repite sin cesar y nada parece que pueda detener la lenta invasión a que estamos siendo sometidos. Evidentemente en Europa no caben todos los que quieren venir, ni por número ni por preparación laboral ni por filosofía vital. Hay mil razones poderosas para poner filtros pero ningún filtro podrá parar a los que van a venir. La desesperanza es un motor tan poderoso que ni vallas ni policías podrán con ella, más impenetrable era el muro de Berlín y acabó cayendo. Las barreras físicas no bastan, como se está evidenciando.

La única solución que perdurará con el tiempo es dar a estas personas razones para quedarse en su país, algo que hasta el momento presente nadie ha sabido hacer. Sólo una acción coordinada de países del primer mundo y países en desarrollo puede permitir el avance económico y social que fije la población, solamente las perspectivas de futuro razonable impedirán que media África se vuelque en Europa, no se olvide que el destino final de los que entran en Melilla o Ceuta no es España.

La acción rapiñadora de la colonización europea tras esquilmar los productos locales favoreció el desarrollo de élites corruptas en vez de masas educadas. El sistema capitalista actual impide que sus materias primas reviertan sus beneficios en aquellos que son sus dueños naturales. Mientras África esté gobernada por políticos incapaces o por intereses ajenos sus ciudadanos buscarán su futuro lejos de sus casas, viniendo a nuestras ciudades, acudiendo a nuestras escuelas y luchando por un puesto de trabajo, una casa o una cama de hospital que consideramos nuestro.

No podemos regalar la ciudadanía a todo el que asome por la esquina africana porque sería el derrumbe de un sistema de vida que llevamos siglos construyendo y volveríamos todos a la selva. Pero la solución no es poner vallas, aunque ahora puedan ser imprescindibles, los gobiernos no pueden quedarse de brazos cruzados esperando acontecimientos, rezando la oración del policía: “Señor, que no ocurra mientras estoy de guardia”

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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