Palpito Digital

José Muñoz Clares

Una salida razonable

Anoche – por lo de la noche electoral – doblé la dosis de orfidal para calmar el runrún de cabeza que me produjo la permanencia de Sánchez y dormí como un bendito. Y por la mañana, bien dormido y descansado, me fui de barras desde el desayuno hasta bien entrada la sobremesa a escuchar lo que la gente decía allí donde todo se dice: en la barra de un bar. Y resulta lo siguiente.

Una parte de España votó para que no se quedara Sánchez a jugar con el Falcon y los helicópteros, pero estas generales han resultado ser una segunda vuelta de las andaluzas y eso, además de las bravatas de VOX, ha movilizado a la izquierda con el resultado que es de todos conocido. Así que tenemos por delante cuatro años del vanidoso Sánchez y su chequera siempre dispuesta a gastar a costa de los impuestos que pagamos nosotros.
Casado, por su parte, se merecía lo que le ha pasado y más. Creyó que vociferando, rescatando a Aznar y defendiendo a capa y espada el enterramiento de Franco en el siniestro valle que ustedes saben, lo tenía todo ganado. Y ha sido al revés: cuanto más vociferaba, cuanto más reivindicaba al mentiroso del 11 M y más defendía la dichosa tumba, más convencía a la gente de que cualquiera menos Casado.

Igualmente resulta que VOX y sus excesos son el mejor aliado que tenemos contra VOX. Si siguen proponiendo disparates irrealizables y presentándose en sociedad con un casco de los tercios de Flandes es posible que infundan mucho respeto en Flandes pero en la España de hoy muy poco, así que ya van dos difuntos de una sola tacada: Casado y Abascal se han cubierto de tanta gloria que no se la tapa ni el casco de los tercios.

En cuanto a Rivera, he oído en una de las barras con tertulianos de 60 para arriba – uno de ellos dirige a 1300 trabajadores en una empresa – que lo mejor que nos puede pasar es que gobierne Sánchez previo acuerdo secreto con Ciudadanos, que no entraría en el gobierno, moderaría el izquierdismo de salón del narciso Sánchez, impediría que el coleta impusiera los residuos marxistas leninistas que forman su personalidad y, además, alejaría como quien echa agua hirviendo toda pretensión nacionalista de cobrar a precio de oro una mercancía que muchos españoles no quieren para sí y mucho menos quieren pagarla: la permanencia de Sánchez a costa de pellizcos alos presupuestos.

Piénsenlo. Sánchez gobierna en minoría pero se ve apoyado por Rivera y los suyos con las rebajas correspondientes. Los nacionalistas, con Puigdemont en horas no bajas sino agónicas, se verían reducidos a sus pueblerinos ámbitos de influencia, de donde nunca debieron salir – y hablo tanto de catalanes como de vascos – y nosotros nos enfrentaríamos a cuatro años de política española sosegada y productiva. De una tacada condenamos a la irrelevancia a quienes son irrelevantes vocacionales: pues les damos lo que piden, de nada se pueden quejar. Rivera le hace un gran servicio a España, a la que se harta de decir que sirve, y conseguiría que se redujera la factura farmacéutica de ansiolíticos y relajantes musculares.

Como quiera que estas cosas las he escuchado desde la hora del desayuno – a esa hora sólo beben los alcohólicos irremediables – hasta las cinco en punto de la tarde – cuando todavía es pronto para el cuarto gin-tonic -, ninguno de los oradores estaba tan bebido que no se expresara con mesura dentro de la pasión. Es más, presentaban este plan como un alivio nacional, dado que a Casado poca gente lo quería y se lo imaginaba de presidente.
Así que la pelota está a medio camino entre Sánchez y Rivera. El uno gobierna en minoría y el otro propicia la investidura. Y a pactar con todo el mundo las leyes desde la seguridad de poder sacarlas adelante se pongan como se pongan los nacionalistas.

¿No sería un relajo después de lo que nos han hecho pasar desde Pujol hasta ayer mismo?

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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