Palpito Digital

José Muñoz Clares

Estas fechas y la de Dios es Cristo

Dijeron que no presentarían a otro que no fuera Puchi y después de Puchi propusieron a otros dos. También dijo Puchi que vendría y no vino porque lo de pasar por la cárcel prefirió que lo hicieran otros, y ahora resulta que está en la cárcel él también.

Dijo Sánchez que renunciaría y no renunció. Ahora hablan de explotar lo que dicen que dijo el Comité de la ONU, aunque lo que dijo no es lo que ellos dicen que dijo. España tiene seis meses para contestar, es decir, cuatro más de los que tiene la tribu indepe para proponer e investir o vamos a nuevas elecciones, que es lo que no quieren de ninguna manera porque el desfonde electoral sería de los que hacen época, y lo saben. Eso sí que lo saben pero no lo dicen. La tentación de provocar un poco más a la España que no existe no se les va de la cabeza.

Tienen claro que se trata de avanzar hacia la república pero de dientes hacia fuera dicen otra cosa para no complicar las defensas de los presos que ellos llaman políticos pero no lo son. Por eso mismo no quiere Puchi que lo propongan a él, porque eso complicaría su defensa en Alemania, así que otro que de dientes hacia dentro es el legítimo presidente pero de dientes hacia fuera sabe que no es más que un preso en Alemania en espera de extradición. Le toca a Turull desatascar la tubería pero eso choca con su dignidad. Del choque de legitimidades pasamos al choque de dignidades. ¿Queda alguna dignidad en el embrollo? Ellos creen que sí. Nosotros sabemos que no.

Volvamos a Sánchez, dicen, pero eso exige que renuncie Turull y que JxCat –“no renunciaremos a la investidura de Puigdemont (…) somos la lista del president Puigdemont”– se desdiga dientes hacia fuera y dientes hacia dentro de lo que en el pasado pleno juraron por sus muertos más frescos que harían. Y no saben cómo no hacerlo sin que les digan traidores.

Detrás de todo se oculta un plan D por si pasan las semanas y se ven venir otras elecciones convocadas por Rajoy. Elsa Artadi tiene dicho que sólo reconoce a Puchi y que ella no se postula porque, de dientes hacia dentro, sabe que todos los postulantes están ya en prisión y ella es muy joven para enfrentarse a años de rancho y visitas vis a vis. Así que el PDeCat anda pensando en un alcalde mientras ERC piensa en Torrent, que hace todo lo posible para agradar a los delirantes sin desagradar a los encarcelantes. Y mientras tanto Puchi poco menos que secuestrado por un tal Matamala – que ya es mal nombre -, que aspira secretamente a ser nombrado conde por Puchi inaugurando así la nueva dinastía de nobleza catalana para eclipsar a la nobleza baturra que tanta sombra les hace desde el siglo XI.

El problema es que tienen siete escaños procesados y sin gana de dimitir y el auto de Llarena cada vez más cerca de la firmeza. Y la CUP que no quiere otro que no sea Puchi para empujarlos a todos a la prisión. Son unos pícaros estos cuperos. Y Comín que tampoco está por dimitir, así que o lo dimiten a la fuerza o se les va al carajo la mayoría porque, al no recurrir el mozo, el auto es ya firme para él. Iceta sigue bailón en la esperanza de convertirse en el sumo pontífice – por lo de tender puentes – y Doménech lo mismo pero desde una equidistancia más cercana al epicentro del lío.

Y podríamos seguir. Y podríamos preguntarnos en plan retórico hasta dónde piensan arrastrar a Cataluña por el barro, pero no es cuestión. Eso que lo piensen los catalanes si queda alguno que piense fuera de Cs.

Las jaulas de grillos suenan mejor que esta trupe en desbandada. Y no sé por qué en la cabeza me ronda cada vez más el nombre de Durán y Lleida como la última persona sensata que queda en Cataluña fuera de Cs. Pero no es parlamentario, así que volvemos al principio: dijeron que no presentarían a otro que no fuera Puchi…

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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