Vaya por delante mi más sincera y cordial enhorabuena a Dª Ester Arrimadas, a quien en privado llamamos «nuestra Inés» mi amigo el patólogo y yo, por el baño que le ha dado a la caterva. Heroína constitucional merecedora de título al respecto, tanto ella como Albert Rivera no sólo han mantenido el tipo desde la más absoluta soledad rodeada de enemigos feroces sino que, a última hora, se ha ganado la confianza y el aprecio de una notable cantidad de catalanes horrorizados de hasta dónde los habían conducido los descerebrados indepes.
También debo felicitar a España por una venturosa coincidencia: la CUP, diputado arriba diputado abajo, ha caído tan bajo como el PP en materia de votos, con el mérito añadido de que los anarcocomunistas no han necesitado el art. 155 para hundirse en el abismo electoral. Otros se cuestionarían su papel en la política pero la CUP no porque ellos saben que tienen razón con razón y sin ella. Ya saben: ha dicho la CUP que o vuelven los Puchis y los Junquis a la senda que conduce a prisión o no los votan, de modo que la mayoría se ve amenazada sin que haga falta que Puchifrites consume su cobardía no regresando para tomar posesión, él y su escolta de fugados. Felicidades, España, esto empieza a despejarse.
Cumplido lo que es rigor, vayamos al grano.
El cobarde de Puchifrites insiste en insultarnos a España y a lo españoles desde la seguridad de estar huido de la justicia, quizás para ocultar ante sí mismo pensamientos más siniestros sobre su futuro cercano. Porque presentar a unas elecciones a presentes y futuros presidiarios es un problema en el que puede que no cayeran al principio. Si el sr. Puchifrites vuelve a pisar España tiene aseguradas unas esposas – y no precisamente carnales -, un viaje en furgoneta a Madrid y, previsiblemente – diría que de forma necesaria -, el ingreso en prisión, con mucho rancho por delante en forma de cocido madrileño de los que producen flatulencias infames.
Y si no vuelve es peor porque no podrá recoger, ni él ni sus compañeros de fuga, el acta de diputado, y ya veremos si entre imputados y fugados hay relevos suficientes para colmar la mayoría de que creen disfrutar.
Volvemos, por tanto, a las hienas: ¿De qué se ríen? Comiendo lo que comen – sobre todo los presidiarios presentes y futuros – y ligando lo que ligan – una vez al año se reproducen las hienas – ¿hay razón alguna para reirse tanto? Porque el asunto aboca a unas segundas elecciones que me permitirá decir de la política catalana, con solo copiar y pegar, lo que en su día dijo el inhabilitado Homs de la política española: que había fracasado, y ello por el veto del Dr. No a permitir que gobernara la lista más votada. Pues le ha llegado el turno a Cataluña, lo que nos conduce al sr Bailón, D. Iceta: sus ambigüedades, su petición prematura de indultos, su pretensión de convertirse en el pontífice redentor de los descarriados indepes, le ha costado lo que en su día al guaperas de Sánchez: perder votos y acercarse a la irrelevancia desde haberse postulado, ni más ni menos, que para presidente de la Generalidad. Otro que ha caído bajo: han venido prematuramente los Reyes Magos y ya saben le han traído carbón renegrido y maloliente como las flatulencias del cocido madrileño que hubieron de sufrir los cesados y apresados exconsejeros, hoy mártires.
Y aún nos queda por ver si, como tememos, la salida de empresas se reaviva y de aquí a finales de enero no quedan en Cataluña más que las sufridas pymes, esas que no se van porque es difícil emigrar con dos trabajadores y una clientela de barrio. ¿No es eso lo que quería Puchifrites? Pues se lo van a traer los Reyes Magos, sin oro, sin incienso y sin la dichosa mirra que, qué quieren que les diga, es lo que menos echaría en falta yo.
Así que empieza el mambo, esta vez de verdad, y resulta que Iceta no está invitado, Puchifrites sigue de erasmus, Junqui preso, Mas, Rovira, Gabriel y otros cuantos imputados, ante un juicio que no tardará en celebrarse y acabará, justicia mediante, por echarlos definitivamente de la política. ¿Era eso lo que querían? Pues ya lo tienen.
