Palpito Digital

José Muñoz Clares

El pequeño Pablicolás

Todavía anda arrastrándose por los rastrojos aquel muchacho con cara de niño y marcados delirios de grandeza que gustaba de ser llevado en vehículos oficiales con los pirulos puestos. Llegó a codearse con gente notable amparado en su cara de monaguillo disciplinado pero le pudo la ambición y su inclinación al lujo mientras lo pagaran otros. Daba los cursos académicos por cerrados cuando tenía en la mano el ingreso de la matrícula; luego lo de estudiar no le iba pero casi alcanza el grado de doctor in pectore a base de artimañas infantiles. Y al cabo se le vino el mundo encima, se le deshizo el delirio entre los dedos y ahora sé que anda perseguido por la justicia por asuntos dispares, que pasan por propagar mentiras sobre sus grandezas y dejar las cenas sin pagar en determinados restaurantes, de lujo, eso sí.
Y no le anda a la zaga ese otro pequeño Pablicolás que surgió de la nada entre la indignación de la gente por la que nos tenían hecha desde el poder, y acabó presentándose en grupo, como se presentaba Ibarreche en su más cómicos momentos, postulándose como candidato a vicepresidente con una cohorte de fieles que se iban a hacer ministros en plan Escriba y Albás – luego travestido en Escrivá de Balaguer y a última hora santo aprovechando unas rebajas que hizo el Vaticano para pagar la púa del Banco Ambrosiano-, con un “nos han hecho ministros” que iba a ser el no va más en el pueblo de cada cual. Y no pudo ser. Si algo han hecho bien los socialistas en el último quinquenio fue soltarle en la cara al pequeño Pablicolás un “hazte a un lado nene”, y lávate la boca antes de hablar de Felipe González, además de sugerirle que se metiera la cal viva por donde le dijeran ellos, que seguro que lo hubiera librado, si no del cáncer de colon, sí al menos de los ensanches que le van a hacer en el esfínter por poco que quede algo de sensatez entre las huestes podemitas.
Han pasado ahora de los dichos a los hechos y se andan poniendo morados a mamporros los unos contra los otros y las otras contra todos, hasta el punto de que el pequeño Pablicolas, en pleno ataque de soberbia, amaga con irse de las Cortes -¡No nos caerá esa breva! – si no le ayudan los suyos y los ajenos a dejar a Errejón en la UCI y arrepentido de no haberle dado el sí al difunto Sánchez, cuando pudo el uno ser presidente y los otros los ministros que querían ser. Así se escribe esta historia mezquina de un país a la deriva en que la única fuerza que se mantiene más o menos a flote es precisamente aquella contra la que todos cargaron en santa alianza animada por los 100.000 hijos de San Luis reducidos a uno, que fue ese tal Garzón, el comunista, que les pegó un braguetazo por todo lo bajo pescando diputados cuando en sus mejores sueños sólo aspiraban a dos y, si me apuran, a uno o ninguno. Si leemos la historia con el criterio que Podemos aplica a los demás, el resultado es que Podemos se ha pasado al bando de Rajoy.
Pues ya está el ring montado. Vistalegre II empieza ya y lo que parecía que iba a ser lucha noble acabará en lucha libre al estilo mexicano, con fantoches vestidos de Batman de rebajas y fingiendo darse tundas de las de no sobrevivir. Se acabaron los morreos, el tanto tocarse, que ya resultaba sospechoso, y el mamoneo del que han venido haciendo gala en estos últimos meses. Ha llegado el dar y recibir. Tronaron los cielos, se abrieron los montes y han acabado pariendo un mamarracho blindado con los restos del PCE.
Y dice que quiere gobernar España. También quería el pequeño Nicolás cerrar negocios de altura. Y así ha acabado. Pues el pequeño Pablicolás no le anda a la zaga. Podía haber hecho sólo el ridículo y se ha pedido la cena en plan “ridículo más espantoso”. Pues que no haga más méritos que se sale de la tabla y nos deja sin diversión este simulacro de político entregado a la lucha en las trincheras. Y a ver si acaba de digerir que la Guerra Civil no la perdió él solo. Ni siquiera su abuelo republicano: aquella guerra la perdimos todos menos Franco y los suyos, que eran cuatro gatos en discordia. A ver quién gana la escaramuza de Vistalegre.

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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