Palpito Digital

José Muñoz Clares

Ha ganado Gil y Gil

Hubo una época en que los líderes mundiales tenían la altura de Kennedy, el arrojo de Jurschev o la bonhomía de Juan XXIII. Vivía Marylin Monroe y también estaban The Beatles y sus satánicas majestades en plena juventud. Hoy estamos en una época maldita en que triunfa la gentuza: la estatua de la libertad ha tirado la antorcha al agua y se lleva las manos a la cara para ocultar las lágrimas y el miedo. Mal empezamos y mal seguiremos con una política americana que se convierte en un circo con un payaso principal y estúpido – ah, si fuera un hermano Marx… – con un fajo de billetes de quinientos en la mano y estrellas invitadas tipo Putin o el presidente húngaro, tan adicto a los muros como el propio Trump. Y es una lástima que Berlusconi se encuentre en franca decadencia porque el trío habría arrasado en un circo de tres pistas con un ego anómalo ocupando cada una. Más difícil todavía: con el maletín nuclear para que jueguen sus amiguitos… ¡¡¡ y sin red!!!
Así que ganó el payaso, el del muro de 3.000 kilómetros que van a pagar los mexicanos llamados a vivir recluidos tras él. Hay precedentes. También los primeros deportados construyeron Auschwitz-Birkenau y después de mucha sangre, muchas lágrimas y muchos muertos los SS que lo custodiaban salieron gallardamente corriendo perseguidos por los infrahumanos rusos, que acabaron bombardeando el centro sagrado del Reich con Hitler recluido en los sótanos con las ratas y con una pistola en la mano apuntándose a la sien. Así que será cuestión de esperar a que los propios americanos se cansen de lo que han votado igual que – salvando las distancias – muchos británicos están ya hartos de lo que votaron respecto al brexit, o esperar que Trump ponga sobre la mesa todas sus debilidades y el mundo reacciones despavorido ante la avalancha de despropósitos que se avecina.
La democracia, definida lúcidamente como el menos malo de los sistemas políticos, se degrada cada vez que ocurre algo como esto y nos lleva a plantearnos si se equivoca la gente votando, a lo que hay que contestar que no. Otra cosa es buscar explicaciones al sentido del voto. Los americanos no podían sino sucumbir ante el glamour que despierta un chorizo trapacero como tiene acreditado que es el hombre de negocios Trump, que aborda a las mujeres con las manos directas al eje de simetría: si tragan, tragan, y si no que se atrevan a demandarlo. Es la quintaesencia del abusón de patio, del matón de barrio, del chulo de putas y de algunas especies vomitivas más: pasta sucia, sicarios protectores y mujeres bajo sus pies. Pero es el presidente de la que se sigue creyendo primera potencia porque no se ha parado a sumar a las otras potencias, fiada en el divide y vencerás, que tiene su contrapartida aunque él no lo sabe: junta a los demás y te vencerán. Y eso es lo que va a hacer Trump con la política exterior, en cuyo horizonte no cabe descartar una alianza fraternal con Duterte – el delincuente al que los filipinos encumbraron al poder, pues se trata de exterminar a los enemigos -, con Le Pen y con gente de esa ralea. Pero enfrente nos tendrá a muchos – no diré todos – dispuestos a no reírle las gracias, a hundirlo a base de prensa libre, a no pasarle ni una y, en mi caso, a echarle algún maleficio que ponga fin a la broma a costa de lo que sea. Vamos, que le pago el entierro yo y hasta la guardia de honor si nos hace el favor de morirse cuanto antes y nos damos todos una segunda oportunidad, como pedían los que perdieron el brexit.

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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