Palpito Digital

José Muñoz Clares

¡Pedrooooooooooo!

 

Cuando Penélope Cruz perdió los papeles a la hora de anunciar al mundo que Pedro Almodóvar había ganado el Oscar todos pensamos que le había salido la España cateta que llevamos dentro, que la moza no pudo contener el alborozo y que por eso se le fueron las cabras ante tan envarada concurrencia. La escena parecía pertenecer al género de lo irrepetible pero la vida, siempre al quite, nos tenía preparado otro ¡Pedrooooo! adobado esta vez con invocaciones a Dios – ¡Pedro, por Dios…! – y grititos entre llorosos e histéricos por parte del camarada Iceta, cuya carrera política Dios guarde a partir del sábado próximo. Lo que no esperábamos en modo alguno es que el sonoro grito de Penélope tuviera eco años más tarde en Iceta y que hoy día se renueve en el eco de un grito unánime al modo de aquel ¡Pedroooooooo! famoso, aunque esta vez con el sesgo muy cambiado: no se trata de darle un Oscar ni de implorarle el milagro de librar a los votantes de aquello que en dos ocasiones han votado; ahora se trata de alertar al botarate de que se va a dar un trompazo de marca mayor y hasta los suyos le gritan como ocurrió en el caso del piloto ciego que se acerca al avión con su bastón blanco tanteando el suelo, sube la escalerilla ante el pasmo de los viajeros ya acomodados, arranca los motores, pone el avión en pista y empieza a ganar velocidad ante un pasaje cada vez más acongojado. Cuando el avión alcanza el final de la pista y se va a estrellar contra los edificios que siempre hay al fondo, la gente suelta un grito unánime de horror, momento en que el piloto, alertado por el griterío, se aferra a la palanca de elevación y tira de ella al grito de ¡Ahoooraaaaaaa!

Pues eso. Que el PSOE entero está en un avión al que ven cómo sube un piloto ciego y, conocedores del chiste, esperan que a sus gritos acabe el avión tomando altura por acción del piloto ciego, pero conforme avanzan por la pista una azafata informa al pasaje de que esta vez la compañía va a rizar el rizo: el piloto es ciego y, además, sordo. Y ahí están – salvo Iceta y un tal Sevilla que se aferran al milagro prometido – sabedores de que si el aparato sigue cobrando velocidad no va a quedar de ellos ni los rabos, Catalina; que la militancia seguirá votando a Podemos a título de voto útil (?) y que podría ser que dentro de 30 o 40 años, cuando ya nos hayamos muerto o estemos confundiendo peras con manzanas los sénior de este país y, en cualquier caso, cuantos tenemos más de 45 años – Bescansa no pierde ocasión de anunciar escabechinas oxigenantes de corte bolivariano: Bescansa no descansa – es posible que en unas municipales de algún pueblo rojeras del sur de la península acabe sacando un concejal aquel partido, ¿te acuerdas?, que cogió España hecha un cuartel franquista y lo puso en la senda que conducía a Europa, la OTAN, las becas Erasmus – ¿o era Orgasmus? – y todo lo que ahora reluce por debajo de la caspa que nos hemos ido quitando.

Según las últimas noticias ya ni siquiera hace falta esperar al sábado que viene para confirmar que los dirigentes del PSOE han optado por inmolar a Sánchez en el altar de la supervivencia como opción política razonable en este país tan dado a la sinrazón. Diecisiete dimisiones en la ejecutiva arrastran definitivamente a Sánchez al pozo en el que él mismo se ha metido. Tanta paz encuentre como paz deja. Y que no volvamos a escuchar ningún ¡Pedrooooooo! más. Que ya era hora.

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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