Rajoy no parece capaz de liderar la imprescindible regeneración que necesitamos. No sería creíble que fuera precisamente él, que nada raro apreció en su entorno inmediato, quien enderezara un país donde ha estado robando todo el que ha podido, como prueba el hecho de que entre los receptores de tarjetas black sólo cuatro no hicieron suyo el botín: D. Francisco Servando Verdú, D. Íñigo María Aldaz, D. Esteban Tejera y D. Felix Manuel Sánchez, ugetista éste último al que sólo cabe reconocer in memorian el gesto pues al momento de destaparse el asunto había fallecido. Cuatro honrados había y uno va y se muere; mala suerte la de este país en el que Rajoy no tiene otra cosa que hacer que no sea dar, como el igualmente ciego Artur Mas, que no vio a Pujol llevárselas crudas, un paso al costat. Es o eso o nos echan de todos los clubes civilizados del mundo.
Dice Sánchez que él sí, que él es el llamado a conducirnos a ese mundo del bien que prefiguró Zapatero aunque sin alcanzarlo él mismo, como le había pasado antes a Moisés por la impaciencia de dar dos golpes de vara cuando le tenía dicho el psicópata del Antiguo Testamento (R. Dawkins) que diera un golpe nada más. No podíamos esperar otra cosa de un dios que colecciona pellejitos arrebatados a los varones mientras, para compensar, exige celosamente a las mujeres que conserven un pellejito equivalente que tiene retranqueado donde, si fueran machos, tendrían el otro, el que hay que donar coactivamente nada más nacer, a riesgo de ir al infierno si no se desprenden los unos de semejante minucia y si no conservan las otras su recóndita minucia hasta darla, no sin pesar, a quien haya de ser esposo y padre de sus hijos, amén. Pues retomando a Sánchez, al muchacho le puede la ambición y para promover su culo a la poltrona que, según él, merece, está dispuesto a constituir un soviet al alimón con Pablo Iglesias junior, ese cursi que anda repartiendo ministerios a sus amiguitos y amiguitas – la empalagosa Bescansa sanearía mucho la atmósfera política si se fuera a su casa a seguir criando al niño – con la vista puesta en las hazañas bolivarianas de su admirado Chávez, ahora sucedido por el patán de Maduro. Puede que los españoles andemos algo cansados y se nos nuble la vista pero la senda que propone Pablemos no nos gusta ni de lejos, pese a que Sánchez empieza a verle la gracia dado que a cambio se sube a la poltrona para la que, según le tiene dicho su mamá, nació él así de guapo y de huero.
Pedro llamó indecente a Mariano. Mariano ha llamado indigno a Pedro. Parece que ambos tienen razón y demuestran acierto a la hora de evaluar al contrario pero escasa capacidad autocrítica. A estos las autocríticas hay que hacérselas desde fuera, como se impuso entre la canalla asesina de ETA. Así que siendo el uno indecente y el otro indigno, que se vayan a sus respectivas casas y que dejen a este país avanzar hacia donde sea pero que salgamos ya de la calma chicha asfixiante hacia unas nuevas elecciones que pongan a cada cual en su sitio. Y a ver si esta vez acertamos porque después de los 8 años de Aznar, los 8 de Zapatrasto y los 4 de Rajoy, echar abajo el país es cuestión de apenas unas horas con Pedro y Pablo en el poder. Ya circula por wasap: antes que a éstos Pedro y Pablo preferimos con mucho a Pedro Picapiedra y a Pablo Mármol, que podían ser rudos pero ni indecentes ni indignos eran. Aunque Wilma no le abriera la puerta al bueno de Pedro.
