Palpito Digital

José Muñoz Clares

¿Tutti quanti botiflers?

La verdad sobre el prusés la tiene ahora la profetisa Rahola, esa que en mitad del delirio apocalíptico ha acertado a señala al CNI como responsable de que los cupaires – ¿compadre en catalán? – hayan terminado por echar hasta de la viñeta de Peridis la cabeza cortada de Mas. Hay que haber bebido mucho – ¿CUP viene de copa por sus siglas en inglés? – o fumado algo potente para mirar los muros de la patria suya y descubrir, oh dioses, que una conspiración de fieles borbónicos ha echado abajo la nonata república catalana siguiendo los dictados siniestros de unos botiflers que viven en Madrid. Cataluña se ha llenado de traidores y, en el caso de nuestra amiga la del flequillo a lo click caminero, de putas traidoras, según le tienen dicho ya desde el entorno secesionista por haber votado no a seguir con la farsa del astuto Arturito. No puedo estar más en desacuerdo con tan chusca descalificación. Equivocadamente la insultan y la tachan de putón. Las pintas monjunas que se gastan las cuperas, donde es mérito muy valorado el ser, o al menos parecer, el antídoto de la concupiscencia, no indican que tengan las mozas hábitos promiscuos, como es fama que sí ocurre en otras facciones comunistas a las que se apuntan las revoltosas poco agraciadas por tener oído que se hace allí mucho uso del matrimonio en plan filibustero y siempre bajo coartada de ofender a las buenas costumbres. No es el caso, ya digo, de la pobre Anna Gabriel, la amiguita de Baños, que se esmera en parecer desabrida sin afán alguno de sexualidades desordenadas, que es esa costumbre capitalista de puta burguesa que aguanta al marido y sus embestidas a cambio de una buena tarjeta del Corte Inglés.

Así que todos botiflers. Traidores, miserables agazapados detrás del voto pero albergando la secreta intención en sus podridos corazones de ver como el mártir de Mas se pega la bofetada del siglo, coño, hasta la del milenio, tras una entrega total a la causa catalana por más que echara semejante olla un tufo insoportable a búsqueda de alternativas al futuro judicial para él y para su mentor, el honora-bla deshonorablado, cuyas cuentas parecen cada día más claras precisamente por lo oscuras que están. Ni Jesucristo en la cruz sufrió lo que está sufriendo este mártir de la causa catalana. Ni la pobre Forcadell ha sufrido tanto con sus errores confesos. Ni el presidente de la ANC. Nadie conoce el sufrir de ese hombre al que van a faltar piedras para hacerle estatuas de quita y pon, si han de ser como las de Pujol. Ni el grafeno, distinguida concurrencia, aguanta lo que aguanta este Mas, que ha amanecido este lunes diciendo que tiene muchas ganas de oponerse a Madrid y a los botiflers de dentro del cortijo, mientras se oyen voces traidoras que apuestan por Junqueras como alternativa. Si probaron con un guaperas y no cuajó, no hay como irse al lado contrario y proponer a Junqueras que, por las trazas, parece legítimo descendiente de Vifredo el Velludo, hispanogodo bendecido por los reyes francos, si bien con algo de mezcla estética que le viene, quién sabe cómo, de la familia del jabalí. Eso es lo que más teme Mas: que hasta el jabato Junqueras se le ponga, a última hora, botifler, y acabe de acuchillarlo por la espalda ahora que él se despierta con ánimos renovados de comerse a España y a los botiflers por las patas.

El cachondeo se ha generalizado. Hasta en el extranjero empieza a darse la especie botifler, catalana de origen, con una risa floja que pone de los nervios a la pitonisa Rahola. Y todo por culpa de los servicios secretos de España, ese pueblo disminuido que ha sabido, sin que sepan los del prusés cómo, organizar un servicio de inteligencia, que es como encargar a los suizos la formación de un arma marina y que, pese a todo, los barcos floten.

 

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

Lo más leído