Palpito Digital

José Muñoz Clares

Mérkel y el sr. Chiripas

El sr. Chiripas convocó un referéndum para que los griegos le impidieran bajarse los pantalones ante los prestamistas. «Sujetadme, que me los bajo», andaba gritando. Lo de menos es que luego se los bajara en silencio, hasta los tobillos y adoptando posición de alcayata; lo importante es lo que hizo la astuta Mérkel para llegar a doblarle a Chiripas la altanería y la cintura hasta reducirlo a culo descubierto en posición de recibir: parar las conversaciones y exigir el referéndum. ¿Que quieres un referéndum? Ahora lo quiero yo, dijo la rubia de ojos azules, y después hablamos, cuando sepa usted, sr. Chiripas, a qué lo autoriza su pueblo. Y así fue. El pueblo dijo «no firmes» alegando dignidad; pero a Chiripas le dio un ataque de cordura y firmó un acuerdo peor que el que tenía antes del referéndum porque entre la indignidad y el hambre resultó que prefería la indignidad. Lo que habían sido aleluyas se volvieron lamentos, aunque tuvo de bueno que perdimos de vista a Varoufakis y a su novia, que huyeron en moto.

Si aquello fue extraño más lo es la imagen que se nos ofrece después del lunes negro: declaración unilateral de independencia a la vez que mano pedigüeña dirigida al Fondo de Liquidez Autonómica de una España de la que reniegan asqueados. Y el añadido de que Rajoy no es Mérkel. Rajoy se ha apresurado a decir que el Estado seguirá sosteniendo los servicios en Cataluña o, lo que es lo mismo, que seguirá financiando el prusés con dinero que no nos piensan devolver en compensación por lo que España les ha robado secularmente. Sigue Rajoy a la espera del milagro, que se vuelvan a él revelando que todo es una broma. Y no es ninguna broma. Ni es tiempo ya de reconducir a la broma un asunto que de momento nos está costando credibilidad internacional y prima de riesgo. Y todo porque Mas, ese pobre diablo a la desesperada, sufre un delirio que incluye un sillón tapizado con la señera, ubicado en lugar preferente de la ONU, destinado desde antes de Adán y Eva a que él aposente su culo catalán y republicano para escarnio y asombro del Estado español. Sentado en ese sillón se sentirá inmune frente a una justicia española que tiene acorralado a su partido y ha enviado al bárcenas equivalente a prisión. Y eso por no citar a Pujol que, como el aloe vera, cuanto más se le investiga mas propiedades se le encuentran. Sucias y escondidas, recién movidas de Andorra a otros paraísos, a salvo de la justicia española de la que pretenden huir cómodamente sentados en un golpe de Estado en que cada parte ataca con su BOE. Pero hasta la UNESCO les ha dicho que no, al hilo de Kosovo, el último territorio que se desgajó de su país – bien que en mitad de una guerra -, que ha terminado siendo heteroadministrado al alimón por la OTAN – de la que Cataluña sale a la vez que de España – y por la conocida como UNMIK (United Nations Interim Administration in Kosovo). Buscando la independencia ha caído Kosovo en la dependencia absoluta, además de en la pobreza.

Por la parte que nos toca se abre la historia-ficción. Pujol, que se reúne periódica y secretamente con Mas bajo excusa de que reunirse no es delito, maneja a su pupilo Arturito para que desate rayos y truenos de independencia a tiempo de que las investigaciones sobre el ancestral 3% se paren y las asuma otra justicia catalana, domesticada y pastueña, que no va a empezar su historial procesando al santón y al lazarillo. Se hace un arreglo de perras que deja contentas a todas las partes, Mas incluido, Pujol es de nuevo proclamado honorá-bla, se reponen las estatuas y, a partir de ahí, se legisla el 3% sin rubor alguno para dar alegría a la clase política nacionalista catalana. Y cuando España reclame los préstamos nos dicen que lo comido por lo robado, y acabamos poniéndole un pleito a la ONU y a la OTAN para que nos paguen ellos lo que unos chorizos comunes no quieren pagar, que hoy son ya 67.855 millones de euros. Y quieren más y a Mas.

 

 

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

Lo más leído