Pacos

Paco Sande

Los intolerantes.

Por fin parece que nuestra clase política ha llegado a un acuerdo sensato y, después de dos elecciones que ganó el PP, y de un empecinamiento a ultranza del señor Pedro Sánchez, negándose a aceptar la derrota, parece que vamos a tener Gobierno.
Este acuerdo entre los principales partidos políticos, PP, PSOE y Ciudadanos, es algo bueno para todos.
Para el PP, quien ganó las elecciones dos veces y tiene derecho a Gobernar. Para Ciudadanos, que demuestra con este acto un nivel de madures democrática que otros, que predican a los cuatro vientos su lucha por la libertad del pueblo, pero que ignoran el significado de la palabra democracia, quisieran para sí. Bueno para el PSOE, que después de la lucha intestina que ha sufrido a causa del empecinamiento de Sánchez, necesita tiempo para recomponerse y poder volver a ser el partido fuerte de la oposición que España necesita. Y bueno para España, que después de casi un año con una Gobierno en funciones, necesita urgentemente levar anclas y ponerse a navegar hacia su destino en ese mar de la historia que se antoja va a continuar siendo muy proceloso.
Y esto lo puede ver cualquiera que tenga dos dedos de frente.
Y lo acepta cualquiera que tenga un resquicio de dignidad democrática, pundonor social y amor por la libertad y por su país.
Pero parece como que no va a ser así; no!
Siempre quedan las ratas. Los intolerantes. “Podemos”, “quince emes”, perros flauta, yayos flauta y toda esa patulea que maldita sea la hora en que aparecieron en esta tierra.
Los intolerantes que, como no han sido capaces de ganar en las urnas, se echan a las calles gritando democracia y libertad, cuando esas palabras se ensucian, son prostituidas al ser pronunciada por ellos.
Esos charlatanes, vendedores de aire, que, igual que el “Fariseo de la Parábola”, se creen y se dicen superiores a los demás.
Y se creen, como los antiguos señores feudales, con derecho de pernada, o sea, con derecho a decirnos como debemos vivir, pensar, a quien votar y como gobernar nuestra vida.
Ellos saben mejor que nadie lo que le conviene a los españoles. Lo que nos conviene a mí, a usted y al vecino.
Los que votamos al PP, somos idiotas, votamos en contra de nuestro bienestar. Esto lo saben ellos, que son los intelectuales. Nosotros, pobres infelices, solo somos currantes de infantería de toda la vida. Y, como somos unos infelices ignorantes, ahí están ellos para ayudarnos y defendernos, aunque, eso sí, esa ayuda y esa defensa la vamos a tener que aceptar por las buenas o por las malas.
Ahora parece que va a ser por las malas
Lo dijo hace unos días, un tal Pastrana: Esto solo será democracia si somos nosotros los elegidos de otra forma solo será una extensión de Franquismo.
¡Y ahí lo dejó, con un par!
Pues mira amigo Pastrana, yo, como otro cualquier español, voto a quien me sale del prefijo y ni tengo por qué avergonzarme ni dar cuentas a nadie de por qué voto así o asa. ¿Te enteras capullo?
Vosotros os creéis la medida de todo, y no sois la medida de todo.
La medida de todo no la marcas tú, ni yo, ni tus compinches “Podemitas”.
La medida la da la mayoría, que es la forma en que funciona la democracia.
Y, si tenéis algo que decir, los podéis decir en el Parlamentó, para algo sois diputados y eso os va en el sueldo. Pero no tenéis derecho a manifestaros en la calle, rodeando el Parlamento, durante el acto de envestidura de un Gobierno, elegido democráticamente por el pueblo, ese pueblo que prometisteis defender y respetar.
Aunque no creo que la idea de respetar al pueblo y su libertad haya pasado nunca en vuestras cabezas. Lo que vosotros propugnáis no es democracia, es dictadura y la verdad, si tuviera que elegir entre la dictadura de Franco o la dictadura de “Podemos”, pues que quieres que te diga, prefiero a un profesional.
O, como dice el refrán: Para este viaje no hacían falta estas alforjas.

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