Pacos

Paco Sande

La riquísima Argentina de antaño, otra vez en bancarrota.

La noticia era la siguiente: La Argentina de Cristina Kirchner entra en default incapaz de cerrar un acuerdo con los fondos buitre.
Ahí está, La Argentina, la riquísima Argentina de antaño, otra vez en bancarrota, la octava de su historia.

Y ahí está la señora Cristina Kirchner clamando contra los acreedores cada día más implacables, pero la verdadera razón es la incompetencia de la presidenta y la insultante soberbia de sus ministros.
Aunque la culpa, si queremos ser justos, no se le puede echar toda a ella, aunque sea una impresentable.
El mal viene de lejos. En los años cuarenta y principios de los cincuenta, La Argentina era el segundo país más rico del mundo y no se veía ninguna razón por qué no pudiese llegar a ser el primero.
Pero los problemas llagaron cuando los argentinos comenzaron a creer que eran tan ricos que no necesitaban trabajar tanto y que, si vivían con tantas estrecheces era por culpa de los extranjeros, especialmente los gallegos, -para los argentinos, la palabra gallego refería cualquier español-, que poseían industrias en Argentina y se lo estaban llevando crudo.
La verdad es que La Argentina, estaba pasando un periodo de vacas flacas como le puede pasar a cualquier país y, de haberse apretado un poquito el cinturón, la cosa no hubiese pasado a mayores. Pero estábamos a principios de los cincuenta y el comunismo estaba en pleno auge en toda Europa y aquel cosquilleo también había prendido en los argentinos y comenzaron las manifestaciones, revueltas y caceroladas y el presidente de entonces, el carismático Juan Domingo Perón y su esposa “Evita”, optaron por lo más fácil, prometer pan para los pobres, salarios justos, jornada reducida de trabajo y más impuestos a los ricos, o sea, las chorradas proletarias y demagógicas de siempre, lo que dice Pablo Iglesias y su “Podemos”, mucho ruido y pocas nueces, pero siempre hay gente dispuesta a creérselo.
Y ahí empezó el “viacrucis” de La Argentina, con la subida de los impuestos a los empresarios, el producto interior bruto cayó en picado, para paliar esto, se aumento la deuda que ya era abultada y, bajo el eslogan de “lo que lo que hay en Argentina es para los argentinos”, se nacionalizaron empresas que estaban en manos de extranjeros y que no hizo más que empeorar la cosa y La Argentina entro en un círculo vicioso, buscar dinero al banco internacional, devaluar la moneda, subir los sueldos, aumento de la inflación y vuelta a empezar, buscar dinero, etc.
Y desde entonces la cosa solo ha ido a peor. La deuda subió a limites estratosféricos, y los argentinos cada vez más pobres, eligiendo a presidentes cada vez mas incapaces o completamente corruptos como Carlos Menen o de La Rúa, que no fue mucho mejor, pasando por la dictadura de Videla y Galtiere, este ultimo los metió en una guerra que los terminó de hundir, hasta llegar a los Kirchner, que dicen que llegaron a la presidencia con un patrimonio de dos millones de dólares y actualmente se les estima en diecisiete millones, no está mal en un pais que se arruina, luego le llama suertudo a Rajoy.
Recuerdo una conversación que tuve hace muchos años, en los setenta, con uno de aquellos gallegos retornados, le pregunté, ¿“che, que pasa con La Argentina”, por qué tiene tantos problemas?
Y me dijo: mira, La Argentina tiene de todo, carne, crudo y grano para alimentar al mundo entero, es tan inmensamente rica que es más fácil mantenerla rica y prospera que hacerla pobre, pero es que allí hace 30 años que nadie mueve un tornillo y todo el mundo que puede mete la mano a la plata y por eso la cosa va tan mal.
¿Y Venezuela, qué me dice de Venezuela? -Venezuela también comenzaba a tener problemas-
Ah, eso es diferente, Venezuela es aun más rica que Argentina, tiene canteras de granito jaspeado que exporta a todo el mundo, grano, madera, carne y está prácticamente nadando en petróleo, por muy mal que lo hagan, a Venezuela es imposible arruinarla.
Han pasado 43 años desde que aquel señor mayor me dijo aquello pero nunca lo he olvidado porque creo que había dado con el quid de la cuestión..
Y es que, el problema de La Argentina es que viven en una eterna conquista de los derechos del obrero y mientras tanto nadie mueve un tornillo.
Si se dejasen de buscar niños robados por la pérfida dictadura, justicia para las madres de la plaza de mayo, o como se llamen, votar a presidentes populistas, analfabetos e inútiles totales, y se dedicasen a trabajar como dios manda, La Argentina podría volver a ser el dorado que un día los gallegos (españoles) encontraron

Él señor aquel del que hablo aquí hace mucho que murió.
Me pregunto: ¿Qué diría ahora si levantara la cabeza y pudiese ver a La Argentina y Venezuela actuales?

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