El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Breve y escueto apunte de Pandora

BREVE Y ESCUETO APUNTE DE PANDORA

(SOBRE LA OMNIDOTADA E IMPAR EVA)

Según la mitología griega, Zeus, el padre del panteón heleno, ordenó a Hefesto, dios del fuego, célebre por sus variopintas habilidades o mañas, que esculpiera la estatua de la primera mujer, una núbil bella. Atenea, enemiga de Prometeo, la vistió con una túnica blanca, colocó un velo sobre su rostro, la coronó con un aro hecho con flores frescas y ciñó su cintura con un cordón áureo. Hermes, el mensajero divino, le concedió el don del habla y Afrodita la facultad o virtud de embelecar y/o embelesar.

De esta guisa, Zeus y compañía crearon un ser aparentemente bondadoso, pero, en el fondo, sensu stricto, malévolo, al que el supervisor del universo llamó, irónicamente, Pandora, todo regalo (por ser depositaria de todos ellos o ser ella la portadora de los tales). Llevó a dicha fémina virginal a la Tierra, donde los dioses y los humanos se confundían o andaban mezclados. Ninguno de ellos dejó de ponderar sus innumerables prendas. Ella, ora aleccionada convenientemente, ora predestinada, escogió como pareja a Epimeteo, el candoroso hermano de Prometeo, quien había robado el fuego a los dioses y se lo había entregado a los hombres, para, a la postre, mediante el ánfora o tinaja o jarra (no la caja, que como término se ha impuesto a los sugeridos), obsequio olímpico que Prometeo le había advertido a su hermano que no aceptara, bajo ningún concepto, ser el mentado en último lugar objeto de la venganza divina.

Epimeteo, desoyendo a su hermano, aceptó y acogió como esposa a Pandora, portadora de su recipiente nocivo, de males repleto, pues, hasta entonces, los hombres, siguiendo las recomendaciones de Prometeo, habían vivido exentos de males, denuedos y enfermedades perniciosas, terribles. Por curiosidad o por sugerencia divina, Pandora destapó la tinaja (o caja) y al momento huyeron de la misma los males que contenía. En el fondo de la mencionada (cuenta el relato mitológico) quedó, aturdido por la repentina fuga en tropel, el único bien que contenía la susodicha, la esperanza, pero, siguiendo lo prescrito por Zeus, Pandora dejó caer la tapa antes de que la esperanza pudiera iniciar el vuelo, quedando encerrada en la susodicha tinaja.

Así, el mal empezó a hacer de las suyas (que sufrieron los de nuestra especie) sobre la faz de la Tierra sin descanso.

Nota bene

Quien haya leído al contradictorio (porque, si aseveró que “la esperanza es un estimulante vital superior a la suerte”, también sentenció que “la esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”) Friedrich Nietzsche (y se haya decantado por lo cabal y eficaz, quedarse con ambos pensamientos) no tendrá ningún problema en admitir que la esperanza parece una moneda o tela, pues, si tiene su cara o haz, también tiene su cruz o envés.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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