El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

¡Qué claro les habló quien llamó Clara!

¡QUÉ CLARO LES HABLÓ QUIEN LLAMÓ CLARA!

Dilecta Pilar:

Te mando (abajo) la versión corregida, ¿definitiva? (la que aparecerá publicada en mi bitácora) del último texto que te remití ayer, “¿Para pollos montar está el Congreso?”.

Esta mañana he leído tu columna, “La torre de Babel”, del Heraldo de Aragón, en la Librería/Papelería “El Cole”, que regenta mi amigo Miguel Ángel Gracia Eraso, “Fangio”. La clave de la misma, que vas diseminando a lo largo y ancho de la tal, la hallará concentrada el lector (ella o él) que arribe a su final: “¿Cómo entendernos sin un mínimo de interés común?”. ¿Que cuál es ese “mínimo interés común”? Acaso el “mínimo sentido común”. Para servidor, ese interés/sentido es escuchar con atención y hacer el esfuerzo de comprender las razones que aduce el otro (hembra o varón) sobre el asunto o tema de discusión que sea.

¡Qué claro les habló Clara Campoamor a los diputados presentes en el Congreso cuando les vino a decir que ella era antes ciudadano/a o persona que mujer!

¡Enhorabuena! ¡Felicidades!, por destacar y recordar a las mujeres memorables (el próximo 25-N es fecha para rememorar a las féminas que sufrieron y hasta murieron por esa clara lacra o sinrazón que es la violencia machista) que te precedieron en la labor laudable de reivindicar derechos para todas/os.

A mí lo que me pasa (y por eso escribo de nuestra estupenda —me consta que tú, perspicaz, apenas tienes dificultad en coger al vuelo la ironía, pero no todas/os gozan de la despierta inteligencia que has optimizado, por eso, he agregado la ristra que sigue, para que la tal sea clara, clarificadora, inobjetable, irrefutable—, excelsa, exquisita, impar e inigualable clase política) es que no me conformo con lo que nos pasa, porque, de alguna forma, nos pesa y nos pisa la poca dignidad que aún tenemos sin hollar.

Este fin de semana fue como el resto de los que lo precedieron: limpieza de piso, lectura, escritura y repóquer de zuritos, porque esta vez fueron cinco los cortos de cerveza que tra(se)gué, el sábado. El domingo, como era 25, acudí a la misa mayor, de doce y media, que les hago a mis padres y hermano difuntos cada mes, desde que falleció mi progenitora, acompañadas de las proverbiales lectura y escritura. No me apellido León (como así sucede, verbigracia, con mi cuñada María José), pero son varios los que así me llaman, por tener y disfrutar (d)el sano y sacrosanto hábito de leer tanto como puedo, León. Me gusta mucho ese poema (y, sobre todo, los cuatro últimos versos: “Leer, leer, leer, ¿seré lectura / mañana también yo? / ¿Seré mi creador, mi criatura, / seré lo que pasó?”) de don Miguel de Unamuno que se titula con el verso que lo inicia, “Leer, leer, leer, vivir la vida”.

Cuando hiciste la referencia, ya barruntabas, intuías o sospechabas cuál iba a ser mi deseo, el que te dispones a leer: que sean un éxito todas tus próximas publicaciones, sin excepción.

Otro (de tu amigo Otramotro).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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