El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Sí, la autocomplacencia incapacita

SÍ, LA AUTOCOMPLACENCIA INCAPACITA

Son legión las/os que, a la hora de interrogarme, me plantean, entre otras variopintas cuestiones, esta, coincidente, pregunta: “¿Cómo haces para escribir tanto, Otramotro?”. Les suelo responder que, al estar jubilado por enfermedad, dispongo de mucho tiempo de ocio, que ocupo, básicamente, en leer y escribir. No sé cómo funcionan las mentes de las/os demás, qué les acaece a las/os otras/os letraheridas/os (de cuando en vez, para variar, me gusta usar, la voz “verbadebeladas/os”, que aún no ha admitido el DLE, que significa rendidas/os por las palabras), pero a mí el grueso de las ideas que tengo y procuro coronar, culminar o llevar a cabo, me brotan mientras estoy leyendo.

Como el mejor maestro es fray Ejemplo (dice el dicho), pondré uno (pues para muestra basta con presentar, exhibir o enseñar un solo botón, dice otro).

En la entrevista que le hizo Amanda Mars a Bob Woodward a mediados de octubre, y que apareció publicada en las páginas 2 y 3 del número 1.407 de Babelia, el suplemento literario de EL PAÍS, del sábado 10 de noviembre de 2018, a la pregunta que le formuló Amanda de “¿Hay demasiada opinión?”, respondió Bob: “Sí, y demasiadas trampas y petulancia. Katharine Graham, la gran propietaria del Post, nos envió a Carl Bernstein y a mí una carta privada en la que nos dijo: ‘OK, Nixon ha dimitido y vosotros habéis escrito algunas de las historias, no empecéis a pensar demasiado en vosotros mismos. Dejad que os dé un consejo: tened cuidado con el demonio de la pomposidad, de esa autocomplacencia incapacitante’. Nos dijo que había mucha pomposidad en la prensa”.

Esta contestación de Woodward, que contiene la aleccionadora, distintiva, pertinente y relevante recomendación de Katharine Graham, fue el acicate que me espoleó a escribir el soneto que titulé con el rótulo que porta este texto y es, precisamente, el último de sus versos:

Cuidado con las trampas, porque hay muchas
Y estratégicamente colocadas.
No seáis petulantes ni alocadas
Personas, pero sí en la calma duchas.

Vuestra labor consiste en fungir de huchas,
Donde allí van dejándose aparcadas
Las notas evidentes y sacadas
Que luego tú relees y tú escuchas.

Formáis con las teselas el mosaico
Que acaso en la edición más tarde lean
Quienes con las palabras se pelean

Y vulgar denominan lo prosaico.
Que en saco roto no caiga esta cita:
“Sí, la autocomplacencia incapacita”.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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