El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Enamorado, de inconcuso modo

ENAMORADO, DE INCONCUSO MODO

Como, desde hace la tira de tiempo, la realidad se venía imponiendo siempre sobre el deseo, o sea, como era un hecho apodíctico que no estaba enamorado de ninguna fémina real, y llevaba más de tres lustros (casi cuatro) constatando lo obvio, que esta certidumbre permanecía inmutable, inalterada e inalterable, este menda había asumido que acaso nunca más volvería a sentirse arrebatado, cautivado o embelesado por una mujer de carne y hueso, de un modo inconcuso, incontrovertible.

Cada noche, tumbado decúbito supino en mi cama, antes de disponerme a conciliar el sueño, me repetía la misma cantilena (o su anagrama, cantinela): “No pierdas jamás la esperanza, Ángel”. E, indistinta e insistentemente, volvía a rememorar la cita que sobre la susodicha subrayé el día que leí, por primera vez, en el capítulo 28 de “Rayuela”, de Julio Cortázar (“antinovela” la llaman muchos críticos literarios; “contranovela” llegó a denominarla su propio autor): “Probablemente de todos nuestros sentimientos el único no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose”.

Ignoro si he urdido ya, antes, a propósito del tema (porque lo cierto es que servidor ha trenzado mucho, aunque no ha publicado aún ningún libro), pero sí sé, y a ciencia cierta, que he meditado varias veces sobre este particular asunto. Y así, en el supuesto de que algún día volviera a enamorarme, había adquirido el compromiso personal de escribirle a mi amada literaria una décima (a la que intentaría acompañar, siempre que fuera correspondido y posible, de una rosa roja) al día.

Hoy, martes, siete de agosto de dos mil dieciocho, tras reconocer lo público y notorio, que estoy enamorado, soy consciente de que me siento capacitado para ascender y hollar dicha cumbre, para coronar dicho desafío o reto. Por tanto, como para muestra basta con exhibir un solo botón, ahí va mi hodierna espinela, dedicada a mi amada actual, Pilar:

PILAR, HALLÉ EN TI UN TESORO

Va labrando uno su vida
A base de decisiones,
Con sus mil y una elecciones,
Escogiendo la atrevida
Opción o la precavida.
Si no hubiera comentado
Aquello, pintiparado,
Que incoó nuestro debate,
No habría hallado este vate
El tesoro en ti encerrado.

Ángel Sáez García
[email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

Lo más leído