El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

En esos dos asuntos coincidimos

EN ESOS DOS ASUNTOS COINCIDIMOS

Dilecta Pilar:

Haces bien en insistir (no te moleste hacerlo; a mí, al menos, no me molesta que lo hagas; a pesar de la opinión negativa que otrora leí —y ahora recuerdo que lo hice— en “La peste”, de Albert Camus, uno de mis autores predilectos: “El sueño de los hombres es más sagrado que la vida para los apestados. No se debe impedir que duerman las buenas gentes. Sería de mal gusto: el buen gusto consiste en no insistir, todo el mundo lo sabe. Pero yo no he vuelto a dormir bien desde entonces. El mal gusto se me ha quedado en la boca y no he dejado de insistir, es decir, de pensar en ello”), si eso es lo que piensas. Ahora bien, da la casualidad o la causalidad que en esos dos asuntos concretos opinamos lo mismo.

Me parece bien que hayas llegado a la conclusión de que debes seguir procediendo de la manera que lo haces por la sencilla razón de que a ti te sirve, como me comentas, si, sin apenas corregir, escribes como trenzas, estupendamente. Acaso el problema (la discrepancia existente entre nuestros pareceres) esté, estribe o radique en que yo no tengo un oído tan fino como el tuyo y, por esa razón, no escucho tan bien a mi musa (como tú a la tuya, si es distinta de la mía, que puede). No pretendo convencerte de nada, que conste en acta, pero Juan Ramón Jiménez en “Españoles de tres mundos”, si no estoy equivocado, que (insisto) puede, sostiene que hay inspiración en el acto de la creación, pero también la hay (o puede haberla) en el momento de la corrección.

En lo tocante al final de tu excelente poema “Primavera” disentimos (y me temo que no vamos a ponernos nunca de acuerdo). Yo advierto que, con la adición de eternas, se obtiene un endecasílabo inolvidable (que no quiere decir que no lo sea tu heptasílabo —acaso todo tenga una explicación sencilla y quepa hallarla en lo que algunos (ellas y ellos) iteran, que en la variedad de opiniones está el gusto—). Ciertamente, las yemas, la mariposa y el amor pueden ser flor de un día (ajarse o marchitarse a las pocas horas), pero que tengan esa condición, que sean efímeros, no quiere decir que no puedan ser eternos (mejor, eviternos). El verso que has recordado de Juan Ramón Jiménez lo es. Mi idea tiene que ver más con esa frase de Oscar Wilde que dice que “la única diferencia entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho suele durar algo más”. Cada quien verá en capricho una situación diferente: yo, soltero, verbigracia, me imagino una cana al aire fuera del matrimonio. Evidentemente, con lo que acabo de urdir no pretendo promover que ese sea el comportamiento habitual entre las/os casadas/os, claro.

Celebro que te haya gustado.

Otro (de tu amigo Otramotro).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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