El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

España es una democracia plena

ESPAÑA ES UNA DEMOCRACIA PLENA

“La verdad es un ácido corrosivo que salpica casi siempre al que lo maneja”.

Santiago Ramón y Cajal, en “Charlas de café” (1920).

Ignoro, atento y desocupado lector, sea ella o él, qué opina usted al respecto. Tengo para mí que, desde que el mundo es (in)mundo, el poder viene falseando consciente e intencionadamente la realidad de las cosas y de los casos, a fin de que quien lo detenta (de modo ilegítimo) u ostenta (de manera legítima) continúe detentándolo u ostentándolo. Así que, aunque la denominación de “fake news” (“noticias falsas”) es moderna, reciente, la falsificación deliberada de los hechos, ora para beneficio propio, ora para perjuicio ajeno, ora para ambos fines, es tan vieja como la tos.

Cuando del cimero y selecto lugar que deben ocupar las verdades se han apoderado las mentiras, es lógico colegir lo distintivo, pertinente y relevante, que el mal, poliédrico, no se ha instalado allí de forma interina, provisional, sino que lo ha hecho con el propósito de echar raíces, es decir, con la vocación de que su permanencia sea perdurable.

Los dos párrafos precedentes no los he urdido a humo de pajas, no, ni por un solo motivo concreto, específico, el máster de Cristina Cifuentes, agujero negro, nigérrimo, que hiede por cualquiera de sus costados o facetas, pues, al parecer, una mentira ha llevado a incurrir en otra, y esta, a su vez, en otra más, y, así, hasta imponerse la náusea, sino también por el Matrix nacionalista catalán, esa irreal realidad paralela (escrito así, todo junto, o por separado, para lelos —lo siento, pero, como no me cuento ni soy uno de ellos, uno de los que se ha creído a pies juntillas la idea absurda de la República catalana, ni ese concepto elitista, exclusivo, del “derecho a decidir”, ni ese dogma del “mandato del pueblo de Cataluña” que tan onerosos trabajos lleva aparejados, que aspiran a recibir, de manera conjunta o por separado, más pronto que tarde, el antes baldón que galardón de la mayor mentira del mundo—) a la verdadera realidad, en la que viven dichosos, felices, los supremacistas, donde hay quienes creen que Cataluña (Catalunya) existe, pero Tabarnia es una patraña. Cataluña existe en tanto en cuanto Comunidad Autónoma de una nación, España. Quien hoy vea en Cataluña una república habrá caído en un pozo sin fondo de mentiras sin cuento, en una bola o un bulo como una catedral de grande. Empero, quien ve en Tabarnia el apócrifo contrapunto de esa falsa República se está burlando, cachondeando o guaseando no de un quijote auténtico, sino del mero sucedáneo de un tal. Los secesionistas se han creído de cabo a rabo el sueño que idearon o se inventaron y compartieron unos ciudadanos sin escrúpulos que anhelaban que sus conciudadanos fueran otros; y otros, los bufones o coñones tabarneses, se han reído a mandíbula batiente de esas ensoñaciones, porque les hacían mucha gracia.

¿Es tan difícil de entender que en este país vivimos quienes, sabedores de que los localismos (llámense o no nacionalismos) empobrecen, queremos hacer realidad el grueso de nuestros deseos, o sea, cumplir, entre otros, el sueño de que en Europa y hasta en el orbe entero todos los ciudadanos tengamos los mismos derechos y nos rijamos por las mismas leyes, que no haya fronteras, que podamos circular por cualquier país sabiendo que, salvo a los caldos y a las viandas, a los usos, a los idiomas y a las costumbres peculiares de cada latitud, no tendremos que acomodarnos a ordenamientos jurídicos distintos?

Son legión los nacionalistas (me refiero a los separatistas —no importa su sexo— con ínfulas independentistas) que ven España (eso es lo que dicen, al menos) como si aún viviera Francisco Franco, pues suelen motejar a su país (al que llaman Estado) de fascista, franquista, totalitario y falto de la lógica separación de poderes.

No sé si a usted, atento y desocupado lector, sea hembra o varón, le acaeció tres cuartos de lo mismo que a servidor, pero al abajo firmante le llamó sobremanera la atención que, según los datos que suministraba la última edición del Índice de Democracia anual de The Economist Intelligence Unit (EIU), solo había 19 países cuyas formas de gobierno podían considerarse, en sentido estricto, democracias plenas en el mundo. Bueno, pues esto va para quienes se creen a pies juntillas lo que airean o escriben quienes mienten (a sabiendas de que embelecan como bellacos) y no se cansan de denostar, abatir y arrastrar por el suelo a nuestro país, sorpréndanse, España es una de ellas (ocupa, precisamente, el décimo noveno —no ve, no— lugar, con una nota de notable 8,08). Ni siquiera Francia o Estados Unidos están dentro de esa cimera y selecta lista.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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