El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Quien generaliza yerra

QUIEN GENERALIZA YERRA

Y, SI ES MACHISTA, MÁS YERRA

Tengo para mí que todos los seres humanos que fuimos, somos y seremos (por el mero hecho de serlo —“errare humanum est” dijeron y dejaron escrito en letras de molde nuestros antepasados, los romanos—, erramos ayer y hoy y, seguramente, erraremos también mañana), que alcanzamos o alcanzaremos la edad adulta, que gozamos o gozaremos del pleno uso de nuestras facultades intelectuales, hemos sido, somos y/o seremos alguna vez a lo largo de nuestra vida injustos. Así las cosas, tal vez solo nadie pueda agacharse, coger del suelo una piedra y tirarla para lapidar a quien sea, porque únicamente quien no haya generalizado alguna vez, quiero decir, quien no haya juzgado que para él (en el supuesto de que se trate de ella, para ella), según su criterio, es distintivo, pertinente y relevante extrapolar, por simple o sencilla inducción, desde su personal (y puede que intransferible) punto de vista, perspectiva o visión, de lo particular lo general, de lo individual lo universal, queda excluido de la susodicha regla; pensamiento que, si usted, lector, lo mira bien y remira mejor, acaso coincida conmigo en que no deja de ser, por cierto, otra generalización.

En el día de la fecha osaré agregar, asimismo, que incluso algunos de los animales que tomamos por irracionales generalizan. ¿Quién no ha usado alguna vez en alguna conversación para dar cuenta de la mentada generalización esa paremia española que dice que “el gato escaldado del agua fría huye”?

Considero que quizás pueda servir como ejemplo de generalización ese axioma, en sentido estricto, puro sofisma, que aprendí en COU, en la clase de Filosofía que nos impartió Paco Pérez, nuestro profesor, y llamó “navaja de Ockham”, principio metodológico que dice que “en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable”. Ahora bien, conviene añadir que aquí probabilidad solo significa verosímil o fundada apariencia de verdad, no certeza (y menos aún) absoluta.

Los tres párrafos precedentes vienen a cuento de lo que sigue. Jeroen René Victor Anton Dijsselbloem, actual presidente del Eurogrupo, echó mano de las palabras que van entrecomilladas a continuación en una entrevista que concedió al periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung: “Como socialdemócrata, concedo a la solidaridad una importancia excepcional. Pero el que la solicita tiene también obligaciones. Yo no puedo gastarme todo el dinero en copas y mujeres y pedirte luego que me ayudes”.

Está claro, cristalino, que el político neerlandés marró morrocotudamente, pues, además de generalizar, error habitual, como sostengo arriba, destapó el tarro de sus gazapos al dejar abierto, a la intemperie, su machismo, error mayúsculo. Quizás sea este último yerro el que ha propiciado que se haya colmado y desbordado o sobrado el vaso de la paciencia permisible y ya no sea la persona idónea para seguir presidiendo dicha institución.

El abajo firmante, su seguro servidor de usted, atento y desocupado lector (sea ella o él), ha intentado concentrar la idea que discurre por los parágrafos anteriores en los diez versos octosílabos que ha medido para componer esta décima espinela: “Ignoro qué le movió / A René Victor Anton / A ser un prócer faltón. / Apenas se conmovió / Cuando un bulo promovió / Al soltar, cual mamarracho, / Que abusamos del uracho: / Se nos va en izas y copas / La guita de las ‘europas’. / ¡Qué indecente dicharacho!”.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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