El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCXCIII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCXCIII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Tengo para mí que, después de haber leído tantos textos escritos por el menda en prosa y verso, cuando de verdad no entiendes a la primera de qué va lo que he trenzado, me da en la nariz, esto es, barrunto o sospecho, que casi, casi, en la segunda lo intuyes, acertando, dando de lleno en el mismo blanco o centro de la diana.

En la décima es claro, cristalino, que hablo de que cuando el portavoz (ella o él) de un partido o formación política (sin especificar) sale a la palestra o tribuna y acude a la sinrazón del contexto, el conjunto de las circunstancias que rodean a un asunto, quiero decir, devenir en acémila, bestia de carga o “portacoz”, y no a la razón concreta y correcta (al asunto en sí mismo) que ha motivado el susodicho hecho, pretende hacer creer lo más inverosímil o los mayores disparates, o sea, comulgar con ruedas de molino (de agua o de viento), mentadas, por cierto, también por ti, a quienes no disponen de tragaderas tamañas que pueden pasar dichas moles.

Abundo en tu parecer. Cada día molan menos esas/os “portacoces” que ya sabemos de qué pata negra (por el dinero negro o sucio, que escapaba al control fiscal, y algunas/os han cogido) o pezuña cojeaban.

No sé si todos los portavoces parlamentarios (ellas y ellos) traen el grueso o la mayor parte de sus discursos parlamentarios escrito/a desde casa. Lo que sí me consta es que todos, sin excepción (los de los llamados partidos emergentes, también), se han ido alguna vez por los cerros de Úbeda, sin contestar a lo que un/a periodista les preguntaba. Ignoro si Pablo Iglesias siempre mira a la cara de quien le pregunta y a quien responde. Lo que sí recuerdo, verbigracia, es el comienzo de la respuesta que le dio el secretario general de Podemos a una periodista que le preguntó a propósito de lo que ella llamó “coalición de perdedores” o el gobierno de cambio que estaba dispuesto a conformar con el PSOE, que encabezó con esta coz o salida absurda, de pata de banco: “Muchísimas gracias, por la pregunta. Precioso abrigo de pieles el que trae usted”.

Insisto en la misma idea e/o itero el mismo argumento que sostenía en el parágrafo anterior. Todos, tú, yo y el resto (no obstante he buscado, no he hallado una sola excepción a la regla), alguna vez hemos coceado o meado y, aunque pongamos el máximo empeño en no volver a hacerlo, me temo, cocearemos o mearemos fuera del tiesto en alguna otra desafortunada oportunidad.

Como escribió Ramón de Campoamor en la famosa cuarteta (que hoy hay quien la toma por ley del tal) que lo hizo, hace y hará autor digno de referencia constante en español, por la verdad irrefutable que contiene, “en este mundo traidor / nada es verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira”.

Tú ves (no sé si con ironía o sin ella; pero si me pidieran que me decantara, me inclinaría, claramente, por “con ella”) una sutileza en la manera de decirle a la periodista que la pregunta que acababa de hacerle no le había conseguido molestar, provocar u ofender. Yo, que abiertamente disiento (en el caso de que se dé o exista esa discrepancia), tengo para mí que sí lo había logrado y de ahí, precisamente, la mala leche que (intuyo) llevaba aparejado el uso del superlativo en sus “muchísimas gracias” y el vitriolo que acarreaba su referencia al abrigo de pieles, poco más o menos, un trampantojo, un señuelo, una maniobra de despiste o, si lo prefieres, un MacGuffin, o sea, un elemento de suspense en la trama que, a la postre, se demuestra que no ha tenido mayor influencia en la misma. Siguiendo con la definición o el pensamiento que vertió Alfred Hitchcock al respecto, cabe aseverar que, “en las comparecencias de prensa de Pablo Iglesias (ya ves, como le pasó a quien mató un can y lo llaman ‘mataperros’, la anécdota, por arte de birlibirloque o encantamiento, que no miento, ha devenido en categoría), el MacGuffin es el abrigo de pieles”.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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