El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCLXXXVI)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCLXXXVI)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Como no tengo costumbre de anotar al lado del texto que urdo qué razón lo motivó y como algunos de mis escritos (te consta) los trenzo con bastante antelación (días y aun meses, y no dos, ni tres, ni cuatro, sino hasta más de media docena) a su fecha de publicación aquí, en la bitácora que gestiona servidor, el blog de Otramotro, a veces, me pones en un abecé, quiero decir, en un aprieto, brete o compromiso, cuando me preguntas a propósito del porqué o quid de este, ese o aquel.

Puede que la razón del poema estribe en una anécdota que se cuenta sobre el “Tarazonica”, el tranvía que hace muchos años (el menda, siendo un crío, llegó a viajar en él) comunicaba, por vía férrea (hoy, vía verde), Tarazona y Tudela (y/o viceversa). Al parecer, un maquinista del Tarazonica era amigo de un cartero de Tarazona, que solía llevar la correspondencia a Tudela en bicicleta. Bueno, pues, en cierta ocasión, el maquinista le propuso a su amigo bajarlo en el tren y el cartero contestó: “¡Gracias, hoy no; que voy con prisa!”. A nadie extraña, por tanto, que, dada la lentitud proverbial del susodicho tranvía, haya quedado como expresión de uso habitual en la zona la que sigue: “¡Eres más lento que el Tarazonica!”.

Reconozco que de José de Espronceda me gusta mucho su “Canción del pirata”, pero, si me pidieran que me decantara por una estrofa suya, elegiría, sin duda, la séptima y/o penúltima y tremendamente pesimista de su “Canción de la muerte”: “Deja que inquieten al hombre / que loco al mundo se lanza / mentiras de la esperanza, / recuerdos del bien que huyó; / mentiras son sus amores, / mentiras son sus victorias, / y son mentiras sus glorias, / y mentira su ilusión”. En este poema usa como estrofa una variante de la octava aguda, bermudiana o italiana, ya que Espronceda muda los versos endecasílabos, de arte mayor, por octosílabos, como así hizo también en las dos primeras estrofas de “Canción del pirata”, con rima consonante: – a a b / – c c b, quedando libres los versos primero y quinto; y la rima del cuarto y octavo es aguda.

Del Tarazonica se cuenta, asimismo, otra anécdota: que los pasajeros más jóvenes, siendo la época de la vendimia, verbigracia, se bajaban del tren, cogían unos racimos de uva de las cepas de las viñas más cercanas a la vía y volvían a subir al raudo y veloz medio de transporte a degustarlos plácidamente sentados.

Así es. El sábado pasado estrené dentadura postiza. Ya sabes quién ha sido el odontólogo y artífice de la misma, mi dilecto amigo tafallés Luis Quirico Calvo Iriarte. Hoy, Deo volente, podrás leer aquí la décima que, dándole las gracias, le escribí el domingo.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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