El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCLXXXIV)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCLXXXIV)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Permíteme que insista, como hace Matías Prats en el anuncio que, aun estando ausente de los noticiarios de Antena 3 (Atresmedia Corporación), mantiene en todo lo alto su popularidad, en que aún no he logrado reunir las condiciones imprescindibles, necesarias, para ponerme a urdir sus páginas. Tal vez no las consiga agrupar nunca y la misma quede como quedaron otras antes y quedarán otras después, en nada, en agua de borrajas o cerrajas.

De tu tocayo, Arteaga (que arte hizo y arte hará allí donde se halle y deje su huella o sello), y de su (por él y por otros, entre los que me cuento o sumo) amado y admirado Piérola (al que, asimismo, le cuadra o encaja el mismo paréntesis o cuadro que he colocado o pintado arriba), hay mucho que contar, pero hace falta que se dé u ocurra el efecto dominó (quiero decir, que una ficha empuje a otra y esta, a su vez, a otra y… así, sucesivamente, todo fluya como el río Ebro cuando me río o el orbe cuando el menda sorbe la sopa como le enseñaron sus allegados o mayores, sin hacer ruido).

Tengo para mí que no has sido lo suficientemente pulcro al mencionar al acaso arrojado, enamorado y travestido Publio Clodio Pulcro.

Pues, aunque no lo creas, me has dejado boquiabierto o, si lo prefieres, con los ojos como platos al comprobar que era cierto cuanto me/nos decías a propósito de nombrar Napoleón en Francia a un cerdo (u otro animal —sea de compañía o no, una fiera de feria, verbigracia—, un león, por ejemplo).

En el verano de 2007 el diario británico The Times difundió una antología de las 25 leyes vigentes más absurdas del orbe (la napoleónica, que, a Dios gracias, no era camaleónica, se hallaba entre ellas) y que, o nadie con capacidad de entender y juzgar de forma razonable había reparado en ellas o nadie con sentido común había dado en promover y proponer su pronta derogación. Si fueras mujer, te avisaría de que en Vermont (EE. UU.) las féminas deben obtener y exhibir un permiso por escrito de sus maridos (si no están casadas, supongo, que de sus padres o abuelos) para llevar dentadura postiza. Si vivieras en Carolina del Norte y te dedicaras a la agricultura, seguramente, de niño habrías aprendido (de tus padres o de tus profesores) que allí es ilegal o está terminantemente prohibido arar los campos de algodón con elefantes.

De George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair, leí hace muchos años “1984” y “Homenaje a Cataluña”. No he leído ni visto “Rebelión en la granja”, pero sí he leído infinidad de menciones y/o referencias a la susodicha obra.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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