El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

De lógicos enfados, hijos de engaños enmendables

DE LÓGICOS ENFADOS, HIJOS DE ENGAÑOS ENMENDABLES

(CARTA ABIERTA A LAS/OS RESPONSABLES DE LOS SUPERMERCADOS DIA)

Muy señoras/es mías/os:

Vayan por delante dos consideraciones previas. Primera: las personas que trabajan en los dos establecimientos de DIA que frecuento me parecen aptas para coronar las labores que les ha asignado la empresa y que (por el criterio que tengo al respecto y nace o surge, directa y naturalmente, de mi propia experiencia) tratan a los clientes de manera afable y correcta (incluso me veo empujado a aseverar, porque es una verdad que no admite objeción, que hay quien lo hace hasta de forma exquisita). Y segunda: voy a seguir comprando en DIA por dos razones de peso, la proximidad de uno de los dos supermercados mencionados con mi domicilio y por la buena relación existente entre la calidad y el precio en muchos de sus productos.

Así que la crítica que, si siguen ustedes pasando y posando su vista por el presente escrito, podrán leer y entender a continuación, nada tiene que ver con las/os trabajadoras/es de los citados establecimientos. Tengo para mí que son las marradas órdenes que han recibido de sus jefas/es inmediatas/os lo que ha propiciado que les haga llegar cuanto antes lo que, en mi modesta opinión, debe ser corregido a la mayor brevedad posible, porque no está bien.

Anteayer, por un casual, pasé por el supermercado de DIA donde suelo realizar el ochenta por ciento, al menos, de mi compra semanal y entré porque vi una oferta que me llamó mucho la atención y juzgué una bicoca, una ganga: el 70 % de descuento en la segunda unidad de cierto producto. Así que, sin demora, accedí al interior y me desplacé al pasillo donde dicho artículo suele estar colocado. Aunque miré y remiré, lamentablemente no hallé ninguna unidad del susodicho producto. Cuando me disponía a salir, advertí en otro pasillo que otro artículo estaba en promoción y, para no dar el viaje por perdido, adquirí dos unidades, la oferta.

Antes de pagar, una vez llegué a la caja, tras aguardar pacientemente a que me tocara el turno en la preceptiva cola, le comuniqué a la cajera que solícitamente me atendió lo que me había pasado. Me dijo que al día siguiente, por la mañana, recibirían el producto que no encontré. Asimismo, me refirió que la oferta de los dos productos que había adquirido comenzaba al día siguiente y que sus jefes les habían mandado poner las etiquetas de las promociones la víspera. Le refuté que esas dos prácticas eran propias de campañas de publicidad engañosa y que me parecían una pésima política de empresa si el primer objetivo de la tal no era otro que fidelizar a los clientes de los supermercados de la susodicha marca a fin de que sigan comprando en ellos.

Ayer, por la tarde, pensando que esta vez sí podría aprovecharme de la mentada oferta, acudí ex profeso al mentado establecimiento, que no miento, para comprar dos unidades de dicho producto, pero, según me adujo la persona que escuchó con atención mi motivada queja, todavía no habían recibido el mencionado artículo de la promoción.

Así que, lógicamente, les pregunto a ustedes, ¿cómo se puede publicitar algo, el producto que sea, si no se tiene, del que carece el supermercado? ¿Cómo se puede ofertar un artículo que aún no se ha llegado a distribuir? ¿Por qué se ordena que se pongan las etiquetas de las promociones la víspera? ¿Creen, de verdad, que de esa manera, enfadando, tras sentirse engañados, a sus clientes, pueden fidelizarlos? ¿Creen que con estas prácticas, si trascienden y llegan a la opinión pública y publicada, quienes sean probables o posibles inversores y duden entre comprar títulos de esta empresa o de esa otra van a ser definitivamente persuadidos para hacerse con un importante paquete de acciones de la mencionada marca y que de esa guisa subirá esta su cotización bursátil?

Respóndanse ustedes mismas/os, pero les recomiendo encarecidamente que no se engañen, quiero decir, que no se hagan trampas en el solitario, en su personal e inexcusable momento de y para la concienzuda reflexión.

Queda a su entera disposición (siempre que lo dispuesto sea legal y ética y moralmente intachable —me gusta agregar la precedente coletilla, para evitar malentendidos, por si las moscas—, irreprochable)

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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