El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Breve e ingenua exégesis de mis dos recientes poemas sobre Pedro Sánchez

BREVE E INGENUA EXÉGESIS DE MIS DOS RECIENTES POEMAS SOBRE PEDRO SÁNCHEZ

Le aseguro, desocupado lector (sea usted hembra, hermafrodita o varón), que no soy vidente (es decir, que no poseo facultades extraordinarias, sobrehumanas, para prever el futuro, aunque reconozco que alguna vez —se pueden contar con los dedos de una mano las que rememoro—, sin mediar revelación divina, porque, en el supuesto de que Dios exista, nada tiene que ver con este mundo olvidado o dejado, por alejado, de la mano de Dios, he recordado haber tenido algún sueño intuitivo, quiero decir, más conjeturable que profético) ni bidente (tengo más de dos dientes sanos o que no son postizos); y que no fue ninguna de las musas que me inspiran habitualmente la que me iluminó y movió a urdir la décima (sensu stricto, undécima, porque son once los versos octosílabos que la componen) que rotulé “De cómo aferra(r-z)se al poder” y la espinela que titulé “Abundo en que es incapaz”, a las que elegí para que las encabezaran sendas citas célebres del muy vivo mago, aunque haya finado sus días en el planeta Tierra, José Saramago.

Explicaré ingenua (de cándido a cándido, como si se lo contara un niño a otro) y someramente mi perspectiva o punto de vista sobre el asunto en cuestión de ambos poemas, el dimitido Pedro Sánchez.

Está claro que el ex secretario general ni tras las elecciones generales celebradas el domingo 20 de diciembre de 2015, en las que el PSOE obtuvo 90 escaños, su suelo electoral hasta entonces, en la Cámara Baja , ni tras los comicios del 26 de junio de 2016, en los que el partido fundado por Pablo Iglesias Posse cosechó cinco asientos menos, 85, en el Congreso de los Diputados, ni tras las recientes elecciones autonómicas del País Vasco y Galicia, donde el PSOE de esos dos territorios alcanzó escasos apoyos, pésimos resultados, o desconociendo o echando en saco roto la buida recomendación de José Saramago (“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos; sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”), no hizo la menor mención de que iba a asumir su parte alícuota de culpa y/o responsabilidad en el doble revés electoral sufrido y, como lógico y esperado corolario (para no pocos socialistas), de que iba a presentar su dimisión.

Tengo para mí (pero acepto discrepancias al respecto, o sea, admito poder estar equivocado) que Pedro Sánchez no estaba preparado ni hace dos años, cuando fue elegido para el cargo, ni el sábado pasado, cuando presentó su dimisión, luego, tras haberlo ostentado durante dos años, para fungir como secretario general del PSOE. De ahí que lo trate en mi poema de falto de capacidad, de incapaz. Si, según mi criterio, Sánchez estaba incapacitado para ejercer de máximo gerifalte o jerarca del PSOE, se colige fácilmente que más lo estaba, por tanto, aún para ostentar la dignidad de presidente del Gobierno de España.

Sostengo que Pedro Sánchez, olvidando tal vez lo que algunos generales romanos victoriosos se sacaron del magín o idearon, tener siempre a su vera a quien le dijera las verdades del barquero y le recordara lo obvio, que tan solo era un hombre, acaso se hizo acompañar de la prescindible claque de palmeros, que suele dar mala sombra, y no del amigo o siervo leal que suele tener siempre en la mui el imprescindible e/o inexcusable memento mori.

Sigo pensando que Pedro Sánchez no ha sabido aprovechar la estupenda ocasión que se le había presentado para recapacitar y, de esta guisa, conseguir capacitarse del todo, completamente. Si hubiera permitido que el PP gobernara mediante la abstención del PSOE, que podría haber argumentado de mil maneras posibles y plausibles o con mil motivos (el primero, principal y necesario argumento hubiera sido o consistido en aducir que se tomaba dicha medida con el único objetivo de generar o promover el bien común), hubiera podido coronar una oposición más ejecutiva que legislativa. Y él hubiera logrado hacerse el guía o líder que hoy todavía, ese es mi criterio al menos (pero estoy dispuesto a aceptar otros, siempre que sean razonados), no es.

Había pensado en un principio que el pensamiento con el que voy a rematar este escrito lo encabezara a modo de epígrafe o exergo: “Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento oportuno es la clave de la vida”. Como usted, atento y dilecto lector, sabe, lo dejó escrito en letras de molde el narrador y dramaturgo austríaco Arthur Schnitzler

Emilio González, “Metomentodo”

Ángel Sáez García
[email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

Lo más leído