El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCLXXII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCLXXII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Puede ser que alguien algún día halle, porque las/os haya (a mí, al menos, no me extrañaría nada de nada que las/os hubiera), algunas/os bisexuales, quiero decir, hermafroditas o andróginos que, como las caracolas o los caracoles (a quienes llevamos mucho tiempo sin hacer el amor se nos va poniendo cada día un copo o poco más la cara de las tales coles —de Bruselas o de otra capital europea—), moluscos gasterópodos, usen, a la hora del ayuntamiento, que no miento, carnal, indistintamente, sus dos sexos (a una hora uno y a otra otro, claro, con la lógica y normal organización).

Sin querer, bueno, reconoceré que ha sido, a partir de tu propuesta (“cuatro, sin sacarla”) y jugando con la fanfarronada, como he llegado a trenzar un endecasílabo (con el preceptivo acento en sexta sílaba) que me ha petado (para acabar un soneto, verbigracia): “He echado a Carla cuatro sin sacarla”.

Habrá que esperar a leer los fundamentos de hecho y de derecho (resultandos y considerandos) que recoja la sentencia para saber qué se ha podido probar de manera fehaciente de cuanto en verdad ocurrió.

Seguramente, los abogados defensores (ellas y ellos), para salvar a sus patrocinadas, intentarán hacer creer al jurado que lo que ellos argumentan es lo cierto; los fiscales (ellas y ellos), en cambio, pretenderán tres cuartos de lo propio, pero a fin de lograr lo opuesto.

Para quien/es disfrute/n con la despellejadura ajena o desolladura aneja así será, sin duda, otro GH más.

Está claro que tenemos (Rajoy ha quedado hoy como) un presidente en funciones pardillo, pero, ante quien sabe fingir tan bien, quién es el listo que se libra de no fungir un rato de tal. No sé tú, pero yo hubiera caído igual que otros cayeron en la misma o parecida trampa.

Lo que pide la calle (me refiero a la que frecuento, que no es la que uno —se apellide Unamuno u Otramotro— puede hallar en un cuento de hadas, no) es que el proceso no encalle y cuanto antes, este invierno antes que esta primavera, haya un Gobierno que solucione los muchos problemas que acucian a los ciudadanos de este país.

Ignoro si eres capaz de tal cosa (de lo que no dudo, porque me consta, es de que eres, como el abajo firmante, servidor, un coñón de marca mayor). Ahora bien, si tenemos en cuenta o tomamos en consideración lo que este menda aducía arriba, en el primero de los párrafos de la presente apostilla, acaso tú seas (no te he visto nunca en cueros, en bolas; ergo, no he dispuesto del tiempo necesario para ejercer de portador de espejo o doctor con lupa para observar tus bajos) uno de los hermafroditas mentados y, por tanto, susceptible de coronar lo que afirmas, quedar preñada/o y alumbrar una niña a la que des o pongas el nombre de Trepa y sea, consecuentemente con su gracia de pila, una arribista durante toda su vida. Es zumba. Así que, por favor, no te (me) molestes, que no he hecho más que seguir la senda que había desbrozado el machete de tu burla, mofa o vaya.

Intentaré hacer lo que me recomiendas, disfrutar cuanto pueda.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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