¿PODRÁN ALMORZAR PERDICES?
—Entre la pena y la nada
(Confieso a mi amiga Elena)
Me decanto por la pena.
A mí, como a Faulkner, nada
Me pone la nada, nada.
—Me consta que haces felices
A cuantas/os lo que tú dices
Y urdes escuchan y leen;
Siempre que no se peleen
Podrán almorzar perdices.
Ángel Sáez García
[email protected]