El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCLXIV)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCLXIV)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Ignoro (no es un desdoro reconocerlo, porque los seres humanos, hembras y varones, somos en mil y una materias unos ignorantes empedernidos) si las impetraciones que dirigimos con encarecimiento, que no miento, o ahínco a santas/os y beatas/os tienen o no la debida correspondencia o esperada recompensa, lo que sí me consta es que santa Nicasia, como la vida misma, unas veces nos hace caso (o acaece el éxito) y otras, como tú te quejas, “ni caso” (u ocurre el fracaso).

Ciertamente, a los numerosos problemas o reveses que nos procura la vida hay que buscarles las mejores soluciones posibles, las plausibles, que, seguramente, serán las que nos deparen los menores daños, y hacerles frente o, si lo prefieres, oponerles argumentos o razones y echarles redaños.

Si hoy acaece cuanto me trenzaste ayer, es que la intervención salió bien. Ergo, ¡enhorabuena! Celebro sobremanera el suceso. A partir de ahora, paulatinamente, sin prisa, pero sin pausa, que vaya recuperando la normalidad en vuestra casa.

Puede que yo haya escrito alguna vez tal cosa, que todo puede ser empeorable, pero no hacía sino recordar el último de los cuatro principios a tener en cuenta de don Antonio Machado: “No hay nada que sea absolutamente empeorable”. El segundo y el tercero (“No basta mover para renovar; no basta renovar para mejorar”), una vez escrutados los votos, tras las recientes elecciones generales, convendría tenerlos también presentes. Puede que sea el segundo atinado y el tercero (su anagrama) certero.

Como eso va a tener que ser así, por narices, quiero decir, que tendrán que hacer política, dialogar y consensuar hasta la extenuación, espero y deseo que los nuevos parlamentarios (ellas y ellos) estén a la altura de la circunstancias para hallar la mejor solución, si no a todos, al grueso de los problemas que en la actualidad aquejan a los ciudadanos (ellas y ellos) que poblamos esta piel de toro puesta a secar.

Disfruta a tope de esos días libres o festivos. Y ayuda o procura que también disfruten de los mismos quienes te rodean y a quienes besas, rozas o rodeas con tus brazos.

Supongo que esa libertad de la que hablas se refiere al documento que recoge el alta médica de tu señera y señora suegra. Que su completa o total recuperación sea cuanto antes un hecho incontrovertible, irrefutable, es mi anhelo.

Pues me congratulo, casi, casi, tanto como tú, de las notas notables de tu junior.

Déjame participar (porque me nace de manera natural abundar) de tus mismos deseos y/o esperanzas. Ahora bien, te confirmo (sin ser obispo ni un sacerdote especialmente habilitado y enviado por el tal para llevar a cabo dicho menester) que la salud sigue siendo la mejor lotería que le puede caer o tocar al pobre.

Y, como colofón, si me permites una recomendación que relaciona macrocosmos y microcosmos, no olvides nunca este pensamiento benéfico de autor anónimo: “El mundo es el espejo de tu alma: si tu alma sonríe, el mundo te sonríe; si tu alma llora, el mundo llora”.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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