¡MENUDO PAR DE MEMECES!

Al igual que Simón, Pedro,
Se portó con el Maestro
De pena, asimismo, mi estro,
Contigo hice, mas no arredro.
¿Al confesar esto medro?
Si Pedro negó tres veces
A Jesús, ¡qué estupideces!,
Cuando te vi, no invité,
Piérola; es más, te evité.
¡Menudo par de memeces!

Desde que, hace muchos años, cierto mediodía de finales del mes de julio, en la tudelana Plaza Nueva o de los Fueros, con ocasión de las fiestas patronales en honor de Santa Ana, fui actor/autor de ese doble gesto, tan desconsiderado como indigesto, jamás había confesado a nadie antes que había cometido dicho dislate, disparate o sinrazón. A pesar de las muchas veces que he lamentado haber sido el estúpido protagonista de una acción tan bochornosa, me alegro y hoy hasta celebro haber demorado la confesión de la susodicha falta al día de la fecha, 14 de julio, festividad de san Camilo de Lelis, en que he decidido trenzar la décima y que apareciera publicada aquí, en el blog de Otramotro, la bitácora que gestiono. La confesión ante un sacerdote, tal vez, hubiera borrado o limpiado mi mancha y, por ende, yo, acaso, también me hubiera olvidado del hecho. Sin embargo, como no hay mal que por bien no venga (y a la inversa o viceversa, no hay bien que por mal no venga), doy por bueno no haber acudido nunca a un confesionario, porque dicho proceder, quizá, hubiera favorecido que yo hubiera echado en saco roto el vergonzoso comportamiento que tuve con quien me dio tanto, sin pedirme nada a cambio. Fui, sin duda ni remisión, un desagradecido. Ya que no puedo recibir el perdón del indeleble padre Pedro María Piérola, religioso camilo, finado, espero que te hagas cargo de mi diuturno desasosiego y merecer, si es posible, lector/a, al menos, tu comprensión.

Ángel Sáez García
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