El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

No siempre en la variedad cabe hallar o está el gusto

NO SIEMPRE EN LA VARIEDAD CABE HALLAR O ESTÁ EL GUSTO

Dilecta Lola Galán, Defensora del Lector del diario El País:

Hoy, martes, veintiocho de junio de dos mil dieciséis, acabo de leer en la edición digital de “El Periódico Global”, www.elpais.com, la enjundiosa y estupenda tribuna del Catedrático de Derecho Constitucional en la UAB Francesc de Carreras que lleva el título de “La búsqueda de la seguridad”. Considero que es una verdadera pena que el editor de turno, seguramente, con el óptimo propósito de mejorar las líneas de la bajada o copete que había escogido para que aparecieran bajo el título, se quedó a mitad de camino y no terminó de corregir lo que pretendía, quedando el copete así de feo: “Hay que prescindir de los prejuicios que genera la división en bloques, derecha e la izquierda (sic), irreconciliables”.

Con la sola pretensión de ser didáctico, me gustaría hacer una escueta apostilla sobre una palabra en concreto, “aún”, que en unas circunstancias lleva tilde diacrítica y en otras no la porta.

Francesc de Carreras, verbigracia, escribe en su tribuna: “(…) lo que han buscado muchos ciudadanos es seguridad, evitar riesgos, ir a lo conocido en lugar de lo que aún está por conocer”. Aquí el adverbio “aún” lleva tilde porque puede cambiarse por el adverbio “todavía”, sin que varíe su sentido. Por cierto, “todavía” también lleva acento ortográfico (este breve comentario acaso pueda servir algún día a alguien para auxiliar a su débil memoria y, así, lograr salir airosa/o de un brete o compromiso). Sin embargo, si seguimos leyendo la tribuna, nos topamos más abajo con esto: “(…) pero no debe olvidar que ha obtenido su peor resultado aún partiendo de muy abajo”. Este “aún” ya no puede mudarse, sin variar su significado, con “todavía”, sino con “hasta” o “incluso”. Y, por tanto, no ha de portar la tilde.

A continuación, he pasado mi vista por el texto que lleva el siguiente titular, “Ni un euro público más para sangrar animales”, y la firma de su autor, Jesús Mota. Aunque no soy de Coria, entiendo que a los ciudadanos que son o viven en el municipio cacereño sus Sanjuanes son tan importantes como deben serlo para los naturales o vecinos de cualquier otro pueblo que celebre sus fiestas patronales por San Juan. Así que yo hubiera escrito “Sanjuanes” así, con mayúscula.

Jesús Mota escribe (cada quien es muy libre de pensar y trenzar lo que quiera, pero aquí creo que se ha pasado bastante en la pobre y aun ínfima valoración que hace de los caurienses o corianos, ellas o ellos): “Ante la cuestión de los muertos y heridos, algo que debería preocupar a cualquier munícipe, la respuesta, avalada por la gran mayoría del pueblo que solo vive para el toro, es siempre la misma (…)”. ¿De verdad cree que la gran mayoría del pueblo solo vive para el toro? Escribe correctamente el adverbio solo, sin tilde, como recomienda el punto quinto de las principales novedades de la última edición de la “Ortografía de la lengua española” (2010), que versa sobre la “eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad”. Ahora bien, unas líneas más abajo escribe: “Y no es que Coria sea un caso único; sólo es un punto más en la sanguinolienta y densa geografía de fiestas con toros, cabras, vino barato, calor y moscas tabaneras”. ¿Por qué escribe ahora solo con tilde? Si usted no lo sabe, servidor tampoco. Si usted puede entender que alguien que escribe o edita en El País no corrija “sanguinolienta” (sobra la i epentética), yo no. Ah, y si usted entiende que tras la interjección “ah” no debe ir una coma, este menda discrepa, porque sostiene que sí. No estoy a favor del Toro de la Vega, sí de que no lleve su versal. Asimismo, estoy en contra de que se escriba corre bous así, de modo separado, cuando debe hacerse todo junto: correbous (o bous al carrer). Y de que se urda “Gobierno municipal”, así, y apenas unos renglones más abajo, quizás, porque como dice el refrán que en la variedad está el gusto, “gobierno municipal”.

Aprovecha la ocasión para desearle salud a usted y, en su nombre, a cuantas/os ayudan a que la doble edición de El País vea la luz a diario

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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