El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCXLIII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCXLIII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Como sabes (no te hagas el ignorante, porque me consta que lo que sigue te consta) el dédalo o laberinto y la biblioteca (como tropos, metáforas de las intrincadas conexiones que tienen lugar en el cerebro humano) fueron temas recurrentes en algunos textos de Jorge Luis Borges. Como, asimismo, es público y notorio, sabes que tuvo un percance con una ventana que le ocasionó o produjo su proverbial ceguera. De quien ha bebido más vino (sirve lo mismo para otro licor o demás bebidas espiritosas consumidas de más) de la cuenta se dice que está o va ciego. Si juntamos en la misma dirección, el número dieciséis de la calle El chivo, la sede de la biblioteca, de la hemeroteca y del archivo (que rima con el nombre de la calle —la coincidencia, quizá, no sea baladí—), fuentes o pozos donde hallar y beber la verdad, con el dieciséis (bis), donde acaban de abrir una vinoteca o enoteca (vocablos que —lo comprobé ayer en un ordenador de la biblioteca pública de Tudela— recoge la edición vigesimatercera digital del DRAE, del Tricentenario, que patrocina “la Caixa”, y fue presentada al público, precisamente, ayer), otra/o tal, pues como airea el dicho, el borracho dice la verdad, la mención de Borges acaso sea (o se haga) necesaria, imprescindible. Tal vez, sea el chivo expiatorio o la cabeza de turco (turca, no lo olvides, significa también borrachera) de esta espinela.

Así es, como urdes (te agradezco sobremanera que me corrijas, porque, como José de San Martín sostenía, eso era lo que debía hacer el mejor amigo: “mi mejor amigo es el que enmienda mis errores y reprueba mis desaciertos”), “La Peste”, título original de la obra de Camus, narra cómo la solidaridad se abre paso en medio de la plaga que sufre la ciudad de Orán.

Disfrutamos ambos y, alalimón, comprobamos cuánta razón tenía Aristóteles cuando sentenció que “la amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”.

Hay diversas maneras de amar, porque distintas son las personas a las que amamos. Está claro, cristalino. Pero lo importante siempre fue, es y será seguir conjugando dicho verbo, sin dejar, aun estando muerto, de hacerlo, de amar.

A propósito de esos dos verbos que juntas con ese excelente pegamento que es la conjunción copulativa “y”, “darse y entregarse a los demás”, te dejo los versos (en euskera y traducidos al castellano) de una canción, “Txoria txori” (“El Pájaro es pájaro”), de Mikel Laboa, un canto a la libertad, que vienen a dar cumplida cuenta de un aspecto o una varilla, al menos, de esa idea/abanico que has compuesto: “Hegoak ebaki banizkio / Nerea izango zen, / Ez zuen aldegingo. / Bainan, honela / Ez zen gehiago txoria izango / Eta nik… / Txoria nuen maite” (“Si le hubiera cortado las alas, / Habría sido mío, / No habría escapado. / Pero así, / Habría dejado de ser pájaro. / Y yo… / Yo lo que amaba era un pájaro”). La décima hodierna acaso convendría que apareciera completada o complementada con otra que he verseado recientemente y que lleva el título de “¿Quién merece el galardón?” y el subtítulo de “¿Pendón que pide perdón?”. Ya sabes lo que Ramón de Campoamor, cuyo apellido hoy está en boca de muchas/os, si es que no está en boca de todas/os (en el teatro “Campoamor” de Oviedo se entregan los Premios Princesa de Asturias), escribió, que “En este mundo traidor / Nada es verdad ni mentira; / Todo es según el color / Del cristal con que se mira”.

Ciertamente, es así, los seres humanos, velis nolis, de grado o por fuerza, por las buenas o por las malas, estamos siendo (¿sin darnos cuenta de ello?) cosificados y animalizados (por nosotros mismos, por nuestros pensamientos, dichos y hechos), o si lo prefieres, “esperpentizados”, como hacía Valle-Inclán con algunos de los personajes de sus esperpentos.

Somos lo que hacemos. De qué sirve que pensemos esto, eso o aquello y que digamos que vamos a hacer esto, eso o aquello, si luego hacemos lo contrario de lo que hemos pensado y/o dicho o, aún peor, todo queda en nada, agua de borrajas o cerrajas.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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