El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCXXXI)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCXXXI)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Seré breve, porque, aunque hoy tenía “fiesta”, me ha nacido del alma la perentoria necesidad de acompañar un rato a la autora de mis días, que no tiene el mejor de su existencia, me temo (por lo que escucho y colijo).

Así es. Abundo contigo (y con una legión —intuyo y/o sospecho— de letraheridas/os, que a mí me gusta llamar “verbadebeladas/os”, rendidas/os por las palabras) en el parecer que das a entender. La literatura, experta en tantas materias, en tantos saberes y sabores, además de una vía de escape, puerta o ventana para la evasión, ha venido a hacer las veces, entre otras, de diván de psiquiatra.

Ponte a ello de verdad (con la cabeza despejada), y comprobarás (verás los resultados al instante) que no has olvidado versear. Ocurre tres cuartos de lo mismo que con nadar o andar en bicicleta.

Lamento que te hayas quedado con la miel en los labios o en lista de espera, pero no hace tanto tiempo te recomendé qué podrías hacer en el caso de que recibieras al respecto un revés, ponerte a ello por tu cuenta, ser autodidacta, vaya.

Grosso modo, para mí tengo que el doble rasgo que separa a las personas de los animales, o, si lo prefieres, a los seres humanos, racionales (algunos, claramente, poco conformes a y con la razón), de los irracionales es el recuerdo del pasado (ergo, la memoria) y el presentimiento (que no miento) del futuro (ergo, la intuición). Cuando las personas dejan de tener memoria (sea el alzhéimer u otra enfermedad la causante del hecho) adquieren la condición de ángeles. No me pidas que haga a continuación un tratado de angelología, porque, una de dos, acaso me viera incapaz de coronarlo, o, además de intrincado (costoso de entender), tal vez resultara inútil.

En lo tocante al matrimonio, no puedo coincidir contigo ni refutarte, porque, como sabes, por ahora, solo he celebrado nupcias con la literatura. Ahora bien, si reflexiono sobre la amistad, que puede tener más de una concomitancia con el arriba mentado, concuerdo básicamente con lo que aduces.

Como sostiene un proverbio, la caridad bien entendida comienza por una/o misma/o.

Para quienes frecuentamos el Ebro (como te consta, anagrama de orbe) el egoísmo y el altruismo son dos de los motores que mueven el universo (más bien, diverso, y hasta multiverso) mundo.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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