El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCXIII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCXIII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Ciertamente, tengo suerte de que mi perro (una ficción, pues carezco de tan leal animal) sea (y entienda el) español, más en concreto, vallisoletano, y esté al servicio del Hospital de la Resurrección; y de que no haya puesto objeción a que lo llame Chien (perro, en francés), como tampoco hicieron tal cosa a don Miguel de Cervantes los suyos, Cipión y Berganza.

Apoyo, ratifico o secundo tu moción: quememos en la hoguera del santo del día todos los demonios (así llamo a las toxinas que he ido acumulado a lo largo —y a lo ancho— del año) que nos acompañan a modo de clac o claque.

No te refutaré lo que aduces de la sin par (a la hora de hacer chiribitas con los ojos) y tristemente finada (e incinerada) Marujita Díaz. D. E. P.

¿Qué me va a parecer el espionaje de la NSA a los tres presidentes del galo Hexágono? Pues mal, muy mal. Sin duda, Eric Arthur Blair (más conocido por su seudónimo, George Orwell) fue un visionario al incluir una nueva concepción demoníaca, ese diablesco personaje, el Gran Hermano, en su novela “1984” .

Sabes (te consta, porque tuviste conocimiento, que no miento, de esta espinela con antelación al día de la fecha —el arranque de un párrafo de un correo personal que te mandé fue la causa o el origen de la misma—) que, como regla general, la jornada que trenzo mis urdiduras (o “urdiblandas”) no suele coincidir (es más, raramente lo hace) con el día en el que las susodichas aparecen publicadas en mi bitácora, el blog de Otramotro, que es nuestro, tuyo, mío y de cuantos participan (de distinta manera) en él.

Hoy, por ejemplo, como queriendo venir a contradecir, refutar o rectificar la idea o tesis que sostiene la segunda parte (quintilla) de la décima que comentas, sí le he hallado sabor al café cortado y sí he vuelto a sacarle casi todo el saber al diario, sobre todo, al sabio (nada extraordinario; lo normal o habitual) artículo de don Manuel Alcántara. Hoy, miércoles, 24 de junio de dos mil quince, en la página 15 de Diario de Navarra he leído “FORMAS DE DESPEDIRSE”, que lleva la firma del provecto y dilecto genio malacitano. Te recomiendo con especial encarecimiento, que no miento, que lo leas entero en la página de su Fundación. Te dejo, no obstante, para que vayas haciendo boca, estas perlas que, entre otras, podrás hallar en él:

“(…) Si uno ha cometido la imprudencia de vivir muchos años tiene que despedirse de él mismo, sin nadie que le acompañe en el sentimiento.

“Metafísico estoy porque he perdido gran parte de mi apetito, que era bastante leal. Lo que no me ha abandonado es la sed, ni la de justicia ni la otra. Me figuro el otro mundo, no como una gran biblioteca, con Borges de bibliotecario, sino como un gran mostrador donde podría congregar a mis amigos y a esos otros amigos a los que nunca llegué a conocer.

“Ya tenía ganas de escribir un artículo donde no apareciera ningún político, ninguna cupletista y ningún imputado, aunque no ignoro que el periodismo es actualidad. ¿Para quién?, me pregunto. Rápidamente me respondo: para usted, que ha tenido la paciencia de llegar hasta aquí sin que le hablen de enredos, ni aspiraciones, ni engaños amparados por la avaricia. Por usted. Vaya por usted”.

Como profirió (y, acaso, también trenzó) el científico (astrobiólogo) sevillano Juan Pérez Mercader, “la vida no parece ser otra cosa que la consecuencia de una confabulación extraordinaria entre la dinámica, la termodinámica y el azar”.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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