El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CCVIII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CCVIII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Acabo de leer que Guillermo Zapata, que, en mi opinión, otrora metió la pata (hasta el mismísimo corvejón), ha acertado ahora al dimitir (¿antes de ser nombrado concejal del área de Cultura del Ayuntamiento, que no miento, matritense?) de su cargo y que Manuela Carmena, la alcaldesa de la capital del democrático Reino de España, asimismo, ha atinado (ha dado de lleno en el blanco o centro de la diana) al admitirle la susodicha renuncia. Ignoro las razones por las que escribió los tuits que han trascendido, pero tengo claro esto, que, o se está con la tolerancia religiosa, con el respeto total, máximo, completo, a todos y cada uno de los damnificados por el terrorismo o no se está. La libertad de expresión, un bien y hasta una conquista, sin duda, no se debe usar para molestar (desconozco —no puedo entrar en la conciencia de Zapata para averiguar la verdad íntegra sobre el hecho concreto— si ese era el motivo que propició la escritura de los mentados tuits) y menos aún para denigrar al otro. Pero lo que veo cristalino (y leo) es que lo escrito escrito está, permanece escrito, como urdieron los griegos. Eso es lo opino al respecto.

Asevero al final de la espinela (la afirmación ocupa el verso no(ve)no —incompleto— y el décimo —completo—), porque soy el autor y quien firma la décima que comentas, que “los ochavos no sientan requetebién” en la situación sobre la que verso en verso. Pero en otro contexto, discurriendo o tratando de otro asunto, podría comerme el “no” o sostener la idea contraria, complementaria, y ser, asimismo, veraz en aquello que asegurara, en cuanto alegase. Como sabes, el español es un idioma muy rico en acepciones. “Ochavo”, además de otros significados, entre ellos, “cosa insignificante, de poco o ningún valor”, si hacemos caso al avance de la vigésima tercera edición del DRAE, tiene el sentido de “edificio o lugar que tiene forma ochavada”.

Verbigracia, acaba de venírseme a las mientes que, hace mucho tiempo, escribí un cuento donde narraba cómo un personaje ficticio, “el tonto del pueblo”, pero que tenía una apoyatura o base y hasta un arquetipo real, era objeto de risas del público asistente a la decisión que solía tomar el citado sujeto, alrededor de una mesa o cabe la barra del casino “La Unión”, de Algaso, a la hora del vermú, al decantarse este, de modo inveterado (siempre aducía el mismo argumento: “ande o no ande, caballo grande”), por una moneda de medio euro y no por la del euro entero. Estaba convencido de que el día que se inclinara por el euro, se le había terminado el parvo chollo, ya que con la susodicha moneda el infeliz (más inteligente que los que se tenían por tales) podía permitirse el lujo de comprar a diario su hodierno bollo de pan.

Está bien que siempre haya (ergo, que no falten nunca) quien/es halle/n hombres y mujeres que digan las verdades del barquero o que existan los periodistas o porqueros que hagan tal cosa, la haga o no el director del periódico para el que trabajan, Agamán o Agamenón.

Pronto podrás leer aquí un poema al que le coloqué este título: “El dinero, heces del diablo”, en el que sostengo idea, parecer, pensamiento o tesis similar a los que mantuvieron quienes mencionas (que, por lo que colijo, haces tuyos).

Me consta que el desahucio (una diligencia de lanzamiento), en algunos casos, va acercando irremediablemente al ser humano al desahucio definitivo, el suicidio, la muerte.

Insisto en lo que otras veces me has leído: no le deseo el mal a nadie, ni siquiera “pupita” a mi tocaya.

Como es proverbial, por inveterada, costumbre ya, te saluda, aprecia, agradece sobremanera los comentarios que haces a sus urdiduras (o “urdiblandas”) y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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