El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CLXXXIV)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CLXXXIV)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Acepto tu objeción (que formulas sobre mi deseo de que haya en el Gobierno más Sorayas; acaso con una competente —ese es mi criterio, al menos, si la cotejamos con el resto de los miembros del Gabinete de Rajoy, incluido quien lo preside— “vicetodo” sea suficiente) siempre que te avengas a admitir (no te flageles demasiado, porque, como recuerda el dicho, hasta el mejor escribano echa un borrón) que lo que pretendías escribir es que echas (sin la hache, que tanto la afea) en falta más Zaidas. Me consta, como a ti, que hay muchas Zaidas de las que no tenemos noticia, pero que haberlas, como predican muchas/os gallegas/os, sobre todo, de las meigas, haylas.

Tal vez deberíamos aprovechar del “affaire Zaida”, un claro caso de acoso, el apellido de la digna y valiente comandante para hacer cantera, quiero decir, extraer del mismo el ejemplo y el espejo, la capacidad, el ingenio y el talento para que no volviera a repetirse en el Ejército ni en ningún otro ámbito laboral español el infierno que tuvo que padecer Zaida.

No es mi intención o propósito armar, levantar o mover una cantera, locuciones verbales coloquiales que, según el DRAE, significan “dar causa con algún dicho o acción a que haya grandes disensiones”. Ergo, si las palabras que preceden y las que siguen a estas originan las mentadas contiendas, disputas o riñas entre los posibles lectores de las mismas, ruego con especial encarecimiento, que no miento, que no se me achaquen a mí, porque, insisto, no es ni mi aspiración, ni mi deseo, propiciar esos supuestos o presuntos desacuerdos.

Recuerdo, casi de coro, el arranque del sainete que lleva el título de “¡La bolsa o la vida!”, del ayerbense Vicente Castro Les, remozado y puesto al día por el padre camilo Pedro María Piérola García, un educador inmarcesible, un formador como la copa de un pino, porque lo representamos varias veces y en diversos lugares, mientras estudiábamos Octavo de E. G. B. en el seminario menor de Navarrete (La Rioja). No eran (o no siempre fueron) los retratos o etopeyas de los especímenes que hablas. Piérola logró infundir a los personajes, por él recreados, la humanidad que les faltaba y echo de menos en muchos de los arquetipos a los que en la actualidad adjudicamos nuestros vicios.

Creo que eso es lo que inexcusablemente tenemos que seguir haciendo, recordar o tener presentes a las 192 personas inocentes que finaron sus días aquel macabro 11-M de hace ya once años.

Debemos seguir adelante sin adelantar su segunda muerte. La segunda muerte ocurre cuando a los muertos los dejan de recordar los vivos o estos, por (la sencilla razón de) que les llega la hora, a su vez, mueren.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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