El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CLXXX)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CLXXX)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Con certeza, no solo se censura en Venezuela (donde las adquisiciones de los periódicos Últimas Noticias y El Universal, a pesar de las numerosas preguntas formuladas, todas, sin excepción, han recibido silencio, silencio y… más silencio como respuestas). Tal cosa se hace, de manera evidente, en la mentada (que le pregunten al respecto, verbigracia, a la dibujante Rayma Suprani, que en un santiamén se vio suprimida o echada de su puesto de trabajo), pero también en Ecuador (que se lo digan al dibujante Xavier Bonilla, “Bonil”), Turquía, Kenia, Rusia, Pakistán, Irán, China, etc.

En otras muchas naciones (España, sin ir más allá, donde ahora miramos y moramos y acaso también muramos) lo que se da es la censura que va en auto, o sea, la autocensura. Un/a articulista, columnista o redactor/a, que no haya entrado en la empresa digitalmente, quiero decir, por el dedo recomendador de un mandamás (que, alguien, irónicamente, escribe así, mandamal), tiene claro, o sea, sabe, a ciencia cierta, qué es lo que puede molestar hasta el punto de llegar a poner de los nervios o cabrear al director del medio donde trabaja, que tal vez se vea en la compleja coyuntura u obligación de tener que rechazar la publicación de dicho texto. Hay quien sostiene que la autocensura, por otro nombre censura previa o, sencilla y simplemente, cobardía, es peor que el nazismo en su pleno apogeo.

Disiento de tu “algo”, porque se me queda corto o me sabe a poco. Hay que intentar sanear todo lo pútrido, pero como todo va a ser casi imposible, habrá que procurar reparar, remediar o mejorar lo máximo. Ese es mi propósito, al menos.

Lo del encarcelamiento de Antonio Ledezma clama al cielo. La causa o el origen del mismo acaso esté o estribe en el comunicado “Llamado a los venezolanos a un acuerdo nacional para la transición”, firmado por López, Ledezma y Machado, en el que decían que “el Gobierno de Maduro ya entró en fase terminal”.

Valoro, de manera positiva, la contestación que dio ayer Pablo Iglesias a la pregunta que, sobre el particular, le hizo Pedro Piqueras en la interviú que escuché y vi en Telecinco: “No hay ningún matiz. A mí no me gusta que se detenga a un alcalde. Otra cosa es que después se pruebe que este señor ha cometido un delito, pero ni la prisión preventiva ni la detención de cargos públicos son algo que a priori a mí me guste. No me gusta”.

Aquí, si uno es un experto zahorí, a poco que busque en el terreno apropiado, una plaza, por ejemplo, advierte, casi sin querer, entre la gente a un politicastro y lo que el susodicho (si de verdad es capaz de hacer lo que dice del verbo que diré luego el DRAE, en su segunda acepción: “reflexionar, examinar con cuidado algo para formar dictamen”) está pensando.

Insisto en la vigencia de lo que dice el verso no(ve)no: (quienes detestan que esto ocurra) “o dimiten o protestan”. O hacen una cosa o la otra, pero no las dos a la vez. Aunque, como bien apuntas tú, quienes “se la envainan”, se acogen a esa tercera posibilidad o vía: callan; ergo, ni dimiten ni protestan.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
[email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

Lo más leído