El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CLXIII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CLXIII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Me consta que has echado mano del humorismo (no solo has tenido en cuenta la definición que da el DRAE, sino también la que propongo en mi espinela) para trenzar este comentario y, de esta guisa, “rebajar cierta tensión” (juzgo que has acertado, dado de lleno en el blanco o centro de la diana, al expresarlo así), que había ido acumulándose. La definición que más me gusta de “humorismo”, como sabes, la dio (y no me enroco, no, ni me defiendo, al hacerlo) Enrique Jardiel Poncela. Con las teselas que me brindaba, ofrecía o suministraba un mosaico, la primera entrada que de dicha voz daba el DRAE, y otras el menda ha construido otro mosaico.

Desconozco si existe tal jefe. Supongo que los jefes del DRAE son los académicos. Lo que no ignoro es que el trigésimo y actual director de la Real Academia Española es el filólogo villalbés y lucense Darío Villanueva, quien fuera antes secretario de la citada institución y ahora también es presidente de ASALE, Asociación de Academias de la Lengua Española.

Tengo para mí que esas condiciones o habilidades humanas o las tenemos, si no todos, el grueso de las personas que somos (ya que algunas, una vez advertidas, identificadas, ponderadas, las ponemos en práctica, porque me consta y temo que otras, que acaso nunca reparen en la existencia de las tales, no las coronarán ni extenderán jamás, salvo —y tal vez aquí, entre estos guiones, alguien reconozca y me reproche el prejuicio que he colocado adrede, aposta— por inconcuso error) o no las tenemos nadie. Así pues, me hallo en condiciones de aducir o me atrevo a argüir que no son innatas, no, sino adquiridas o, si lo prefieres, aprendidas. Defiendo y me incluyo entre las y los que sostienen que ninguno de los seres humanos hemos nacido educados, enseñados, ninguno. Parafraseando la inmarcesible definición que dio ese estupendo actor que fue José María Rodero: el talento no es (solo) un don especial, ni parte de un bien, esquirla de milagro o maná que llovió o manó del cielo, “sino el fruto del desarrollo sistemático de unas cualidades” o habilidades singulares. Grosso modo, lo trenzado en último lugar te recordará, seguramente, la lección que encierra la parábola cristiana de los talentos.

Ciertamente, aunque el hecho fue divulgado ayer por las radios, las televisiones y los periódicos digitales del orbe entero, hoy aparece en los diarios de papel la atinada (ha vuelto a dar de lleno en el blanco o centro de la diana) recordación de la buena noticia, no tan nueva (Pablo VI firmó su encíclica “Humanae Vitae” el 25 de julio de 1968, fiesta del apóstol Santiago, en la que aleccionaba en torno al asunto de la regulación de la natalidad), del papa Francisco: debemos comportarnos como lo que somos, animales con sentido común, por tanto, responsablemente ante la natalidad, y no ser irracionales, como los conejos.

Te saluda, aprecia, agradece (que no le pidas lo que es incapaz de darte, con la puerta en las narices) y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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