El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CLXII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CLXII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Lamento que lleves un “finde” tan atareado, pero ya sabes qué adujo Pero Grullo: cuando hay que estar en el tajo hay que estar, los turnos son los turnos (siempre que los tales se repartan con equidad, claro, porque, en el caso contrario, se daría un desmán tras otro, o sea, una injusticia enorme).

De todo hay en la viña del Señor, como, así mismo, se refiere de la botica (venenos y contravenenos).

Que no pases esta noche mucho frío, porque, si la pasada lo fue, la que viene será (si aciertan las/os meteorólogas/os) gélida, heladora.

Lo lógico y normal es criticar actos y actitudes o comportamientos una vez han ocurrido, o sea, a posteriori. Creo que yo no dejé pasar la oportunidad, que eso significa “a toro pasado”. Lo ilógico sería hacerlo a priori. ¿No te parece?

Algunas de las palabras que he leído en tu respuesta me han recordado la anécdota que ayer, precisamente, leí en una interviú de EL PAÍS. Hace una década, el filósofo Ives Michaud, quien la narraba, impartió una lección de filosofía en Niza, en la que refutó algunos argumentos aducidos por Santo Tomás de Aquino. En el descanso, un joven musulmán, de manera amistosa, se le acercó y le comentó que no le cabía en la cabeza cómo y por qué había objetado a Santo Tomás: si es santo, no se le debe criticar. En plata, vino a decirle que: aquí no se puede criticar a Santo Tomás de Aquino, aquí no. Pues yo, si entiendo que el santo padre (a mí también me cae bien Francisco; si me cayera mal, no me hubiera molestado en señalarle el yerro) se ha equivocado, aquí se lo haré saber. No seré un miembro más de su claque, si la tiene; fungiré más bien del esclavo que acompañaba al general romano que regresaba victorioso, que le recordaba que solo era un hombre.

Si no nos ponemos de acuerdo en cuál es el significado de las palabras que usamos, el debate puede derivar en una discusión bizantina. Como este lleva o va camino de serlo.

De verdad, de la buena, en serio, ¿lo que comentas en el arranque de tu último escolio no lo consideras un prejuicio puro y duro (según el DRAE: “una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”? Está bien que des tu opinión, pero ¿no te parece un exceso prejuzgar qué criterio sostiene el otro o qué opinan los demás al respecto de lo que sea? ¿Valdrá (de) algo que diga que a mí sí me convence mi argumento, la razón que te he dado? Insisto en que lo lógico y normal es opinar a posteriori, una vez se ha tenido conocimiento del asunto o hecho. Se puede aventurar qué viento va a soplar, si lloverá o no, o qué puede suceder sobre esto, eso o aquello, pero uno puede llevarse luego un chasco morrocotudo. Eso es lo que pienso al respecto.

Aunque discrepe abiertamente de lo que aduces, eso no obsta para que te siga apreciando, saludando, agradeciéndote y abrazándote, como es mi proverbial e inveterada costumbre.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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