El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CXLII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CXLII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Yo, que te conozco como si te hubiera parido (así lo has escrito aquí, en nuestro blog, alguna vez), sé que eres un coñón, pero otras/os lo ignoran.

Te honra que te disculpes o retractes. Cantar la palinodia jamás estuvo ni estará de más.

Ya sabes que eres libre de comentar (o de no comentar) y opinar aquí lo que creas que viene a propósito, de manera pintiparada, o lo que te dé la gana.

Hay quien prefiere una actitud a otra, la de Muñoz a la de Monago y viceversa. Unos se quedan con la parte buena del comportamiento de Muñoz, que va a dimitir, pero no va a devolver el dinero del erario dilapidado en los viajes de ida a y vuelta de Tenerife. Otros se quedan con la parte buena del comportamiento de Monago, que tiene la intención de devolver la guita, pero no tiene previsto dejar el sillón. Tengo para mí que lo esperado y esperable en un diputado y un senador (otrora, cuando hizo los más de treinta viajes, lo era Monago), que deberían comportarse como dos personas hechas y derechas, de un Estado de derecho serio, sería, según mi personal punto de vista o perspectiva, que ambos fueran honestos y reconocieran sus indecencias y, una vez descubierto el pastel, dieran buenos y completos ejemplos, esto es, que ambos devolvieran la pasta derrochada y los dos se fueran a su casa. Si yo fuera Mariano, que felizmente no lo soy, estaba cantado y contado qué hubiera hecho o persuadido que se hiciera. Pero yo no soy Rajoy, al que llamo el estadista estatuario (hay quien discrepa de mí —mi dilecto amigo Emilio González, Metomentodo”, verbigracia, que gasta y gesta un humor más mordaz o vitriólico que el mío— y, echando mano de la hipérbole, lo llama estadista de Marca y de Estudio Estadio).

Sostengo la tesis de que el grueso de los españoles no tenemos memoria, porque, si la tuviéramos, y fuéramos coherentes, congruentes, consecuentes, no hubiéramos votado lo que otrora votamos y no seguiríamos votando lo que ahora votamos. No entiendo cómo se puede apoyar a quien ha mentido una, dos, tres,… y hasta incontables, innumerables o un sinfín de veces. Porque tales circunstancias, al parecer, no han tenido las lógicas correlaciones, las naturales correspondencias.

Cambiando de tema y/o de tercio, esta mañana he gozado un montón, pues he tenido la oportunidad de escuchar, con la debida atención que merecía o requería el hecho, la alocución de la sorprendente, por su juventud y preparación, politóloga guatemalteca Gloria Álvarez (¡qué placer escuchar a una persona que sabe de lo que habla sin apenas leer o mirar los papeles!) en un ordenador del Centro Cívico “Lourdes”. Me había enviado el enlace mi dilecto amigo Manuel Olmeda Carrasco, pero, entre unas cosas y otras, no había tenido tiempo para coronar dicha acción. Tras llevarla a cabo, mi conciencia me ha empujado a remitir una recomendación a mis deudos y amigos para que hicieran lo propio. Y es que estoy muy interesado en que salga a relucir o se vaya descubriendo la añagaza o el trampantojo del populismo. Mi esperanza y mi deseo es que estas palabras de advertencia tengan su natural corolario; quiero decir, que sirvan para concienciar a quienes, como le ha acaecido también al menda, se han dejado engatusar más de una vez por cantos de sirena/s.

Te saluda, aprecia, agradece y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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