El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (CI)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (CI)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Le haré llegar a Natalia, mi cumpleañera sobrina, tu objeción (“La duda es uno de los nombres de la inteligencia”, sentenció Jorge Luis Borges), pero, insistiré, al mismo tiempo, aunque haya quien advierta en mi comportamiento (que no miento) cierta contradicción y, a la postre, se (y me) equivoque (¡quién no lo hizo!, ¡quién no lo hace!, ¡quién no lo hará!), en que no eche en saco roto mi recomendación de que se fíe, sí, de su intuición. Tal vez, con que acuda a dos autoridades, Rudyard Kipling (“La intuición de una mujer es más exacta que la certeza de un hombre”) y Jonas Edward Salk (“La intuición le dirá a la mente pensante dónde buscar lo siguiente”), en materia tan peliaguda baste o sea suficiente.

En lo que acabo de leer, tu segundo comentario o escolio, no advierto el barullo que mencionas y que, según tú, tienes en el caletre. Al contrario, lo que compruebo es que tienes bastante claro el tema en cuestión, la sintaxis.

Si otrora alguien estaba absolutamente seguro de algo y ahora no lo está, quizá sea porque no barajó el nuevo dato o naipe, que, por la razón que sea, había quedado descabalado u olvidado y, una vez ha vuelto a formar parte del mazo, ha ocasionado una grieta en el criterio o parecer que se aducía o alegaba, hendidura (más que “hendiblanda”) que, conforme ha ido transcurriendo el tiempo, ha ido haciéndose más grande.

No considero que sea una buena estrategia o método de trabajo ignorar lo que hizo este, ese o aquel sujeto (los comportamientos poco edificantes de él o de ella). Quien olvida la historia será indefectiblemente condenada/o a volver a padecerla o sufrirla.

Un verbo es despreciar y otro, con otro significado, ignorar.

Hay que pignorar al autor o autora de la actitud reprensible o reprobable y no ignorarla. La historia y la memoria harán bien en recordar el hecho. Acaso convenga tener presente la recomendación de Concepción Arenal: “Odia el delito, pero compadece al delincuente”. Ahora bien, cuando el delincuente no deja de serlo, la paciencia a la hora de compadecerse con el tal también se va acabando.

El acrónimo DES (dedicación, esfuerzo y sacrificio) nunca cursó en mí con tedio.

Te entiendo. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio.

Todo depende de la actitud (más que de la aptitud —porque puedes estar capacitado o ser apto para hacer esto, eso o aquello, pero, como no quieras, nada lograrás—) y del punto de vista, de la perspectiva. A quien aprender algo nuevo sobre lo que fuera un día, y otro, y otro,… le reportó placer, ese deleite de o por saber algo nuevo le acompañará siempre. Acaso convenga traer a colación una frase pintiparada de Albert Einstein: “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”.

Como adujo ayer Diego Pablo Simeone (se puede aprender de todas/os; también de lo que dice un entrenador de fútbol), “si se cree y se trabaja, se puede”.

Te saluda, aprecia y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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