EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (XCVI)
Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:
Como recordarás, sin mayor esfuerzo, no es la primera vez que argumentamos a propósito de la cita o frase de don Santiago, que propicia, clara y notoriamente, la discrepancia. En este momento, rememoro cómo, en la chuchería literaria que titulé “Breve historia en torno a una injuria y dos malentendidos”, con ocasión de por cuál de ellas decidirse, luchaban en la mente de cierto disertador apócrifo dos opciones o soluciones, dos, una de Immanuel Kant (“Con las piedras que con duro intento los críticos te lanzan bien puedes erigirte un monumento”) y otra, la citada, de Ramón y Cajal, decantándose el conferenciante, en un santiamén, por la primera de las aducidas, la de Kant.
Como cada quien es cada cual, independientemente de lo que diga el DRAE, que lo dice de manera cristalina, considerando qué entiende cada una/o por afrenta, calumnia o injuria, actuará en consecuencia.
Abundo en tu parecer. Coincido contigo en cuanto razonas. Está claro que, ante un agravio o ultraje de obra o palabra (que así define el DRAE el vocablo “injuria”) o la imputación de un delito hecha a sabiendas de que es falsa (“calumnia”), verbigracia, lo lógico y normal en un/a ciudadano/a modelo o modélico/a es que este/a acuda a la justicia para que la imparta, desagravie a quien se ha sentido ofendido (él o ella), o sea, lo resarza o compense del perjuicio causado y, asimismo, castigue, según el código vigente, al (o a la) causante del daño infligido, físico o moral.
Con razonable y razonado criterio, la editorial Anaya, si no he leído mal, ha retirado esos manuales o libros de texto, que contenían datos o expresiones falaces con lo que padecieron, amén de otros, los dos mentados literatos (uno mejor poeta que dramaturgo y otro mejor dramaturgo que poeta, pero admito discrepancias; incluso intuyo y/o sospecho que no faltará quien sostenga que lo mejor de don Antonio Machado es su “Juan de Mairena (sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo)”, y lo arguya) represaliados por el lado nacional.
No entiendo que, por refutar lo que sostienen don Santiago y mi décima, te tengas por elefante que entra en una cacharrería. Has logrado razonar estupendamente tu discrepancia, has expuesto y opuesto tus pareceres con argumentos de peso. Como ciudadano con criterio, es decir, crítico, deberías estar contento por haber llevado a cabo una acción tan decente como íntegra. Te lo trenza quien se tiene por un epígono de Karl Popper, quien sostuvo que la verdad es provisional, que dura mientras no es contradicha por otra, que viene, precisamente, a ocupar su puesto.
Te agradece la reflexión (ojalá sean muchas/os las/os que la lean y se beneficien de la lección que acarrea o encierra), nada estridente, quien te saluda, aprecia y abraza,
Ángel Sáez García
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