El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (XCII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (XCII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Celebro sobremanera que te haya agradado la décima hodierna.

Puedes estar seguro de que, si hubiera tenido noticia, antes de haberla subido al blog, del dato que me/nos suministras, quiero decir, que, en el supuesto de que hubiera conocido con antelación que en el día de la fecha también cumplía años tu doña, le hubiera dedicado, asimismo, a Marisol, tu esposa, la que comentas espinela. Ergo, ¡muchas felicidades!

Creo que antes tenía muchos más prejuicios sobre el particular, Michel de Nôtre-Dame, Nostradamus, que ahora. He ido derribándolos o limándolos paulatinamente, pero alguno, me temo, aún queda en pie. Mi parecer sobre la astrología (otro cantar es la astronomía) es hijo del criterio que William Shakespeare puso en boca de Egmont (Edmundo) en “El rey Lear”: “¡He aquí la excelente estupidez del mundo; que, cuando nos hallamos a mal con la Fortuna, lo cual acontece con frecuencia por nuestra propia falta, hacemos culpables de nuestras desgracias al sol, a la luna y a las estrellas; como si fuésemos villanos por necesidad, locos por compulsión celeste; pícaros, ladrones y traidores por el predominio de las esferas; beodos, embusteros y adúlteros por la obediencia forzosa al influjo planetario, y como si siempre que somos malvados fuese por empeño de la voluntad divina! ¡Admirable subterfugio del hombre putañero, cargar a cuenta de un astro su caprina condición! Mi padre se unió con mi madre bajo la cola del Dragón y la Osa Mayor presidió mi nacimiento; de lo que se sigue que yo sea taimado y lujurioso. ¡Bah! Hubiera sido lo que soy, aunque la estrella más virginal hubiese parpadeado en el firmamento cuando me bastardearon”.

No obstante, he de reconocer que he tenido más de un sueño profético y que las “serendipias” existen.

Algo he leído al respecto, sí, pero sin hincarle el diente al affaire apenas. Lo poco que he leído me ha llevado a considerar como espuria, falsa, la profecía que (“según algunos” apuntas tú) recoges sobre Zapatero. No hay más que diez (X) centurias (la última de ellas, precisamente, publicada en 1568). Ergo, la undécima u oncena carece de veracidad.

Me pasa lo que a ti, que, aunque me precio de tener una buena memoria, no recuerdo todo de todo. La memoria es selectiva.

Cualquier momento es apropiado para llevar a cabo la denuncia de un delito o hecho deleznable; itero, cualquier momento.

En verdad, ha habido (y aún hay) muchos casos de violencia sexual (de variopinto tipo) en el ámbito familiar. No todos los casos denunciados lo son (las denuncias falsas existen), pero ignoro cuál es el porcentaje de los casos reales que trascienden. De lo que sí soy partidario es de que todas/os las/os niñas/os violentadas/os usen los canales que hay (teléfonos) para asesorarse y denunciar dichos comportamientos pedófilos.

Te agradece el esfuerzo y espera y desea que hayáis comido estupendamente quien vuelve a hacerte el encargo de que no olvides saludar mañana, en Cornago, a ninguno de tus deudos; y sabes (te consta) que te aprecia mucho y, como cada vez que de ti se despide, te abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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