Guerra contra las medicinas complementarias

Magdalena del Amo.
Magdalena del Amo.

Cada vez, los profesionales de la salud –incluyo no solo a los médicos oficiales, sino a los terapeutas de otras disciplinas—, abogan más firmemente por la medicina integrativa que, como el término indica, debe englobar todo aquello que sirva para curar o para mantener la salud o, simplemente, ser más felices, que no es poco. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que se vienen realizando en las dos últimas décadas, el abrazo final entre las distintas formas alternativas/complementarias de sanación aún no está cerca. Para ello hay que salvar varios obstáculos, entre los que cabe destacar tres: el dogmatismo, el desconocimiento por parte de los negadores, y los intereses económicos.

La ciencia es dogmática, lo cual es una contradictio in terminis. Como siempre se considera en posesión de la verdad, sus pasos son renqueantes y avanza a trompicones. Es tan reacia a modificar sus postulados que no duda en vilipendiar, arrinconar –y cosas peores que no quiero pronunciar— a quien ose salirse de los raíles de la oficialidad. Hay ejemplos para escribir varios tomos, y ni siquiera tendríamos que citar a Galileo o a Servet. El desconocimiento por parte de los negadores es consecuencia del dogmatismo. Modernamente, muchos científicos de diferentes disciplinas han sido apartados de sus carreras por discrepar de la teoría establecida como válida. En medicina, ahí tenemos el ejemplo del doctor Hamer, fundador de la Nueva medicina germánica, que tantos médicos están aplicando en la actualidad, fallecido recientemente tras ser perseguido inmisericordemente y desposeído de su licencia para ejercer. ¡Por atreverse a decir que el cáncer era causado por un suceso traumático no esperado, y que se podía curar! Otra víctima del estáblisment científico es el doctor Wakefield, por haber sacado a la palestra el tema del autismo y su relación con la triple vírica.

Sea debido al dogmatismo, al desconocimiento, o a intereses de los sistemas sanitarios, o de la llamada Big Pharma, más en concreto, lo cierto es que a las otras medicinas –me niego a escribir el término seudociencias— se las está atacando desde diferentes frentes. Como siempre, cuentan con el apoyo de los medios de comunicación, tan dados al servilismo de lo oficial. Estos días andan a vueltas con la homeopatía, creando más confusión que aclaración. Por una razón administrativa y burocrática se han retirado los productos pendientes de registro hasta su aprobación definitiva, tal como prescribe la ley comunitaria. Pero esto es aprovechado por los detractores de la homeopatía para interpretar y manipular a su antojo con titulares rimbombantes, y quienes desconocen todo acerca de este recurso tan valioso, aprovechan la coyuntura para despotricar con el atrevimiento de la ignorancia. Y por muy licenciados que sean en medicina, no conocen los fundamentos de la homeopatía y, por tanto, deben abstenerse de opinar, lo mismo que tampoco deber hacerlo de astronomía si no se han formado en esa materia. Y lo mismo podríamos decir sobre la acupuntura, la auriculoterapia, la kinebiomagnética, las flores de Bach, las sales de Schüssler, la aromaterapia, los aceites esenciales, la terapia craneosacral y prenatal, la Reflexología, el reiki, y otras herramientas de apoyo a la psicología, como la liberación de emociones atrapadas, sanación de duelos, el estudio del transgeneracional y otras herramientas que, en la actualidad, se están empleando con grandes éxitos. Comprendo que de algunas de estas terapias solo podemos decir que FUNCIONAN, pero nada más. Porque estamos muy lejos de conocer los grandes secretos del funcionamiento del universo, aunque algo sí hemos constatado: “Como es arriba es abajo”, el viejo, aunque atemporal principio de la Tabla Esmeraldina, está más presente que nunca, en esta era de la mecánica cuántica.

Tras este largo preámbulo, quero comentar las sincronicidades que se han ido dando en las últimas semanas sobre el tema de las medicinas complementarias. Volviendo a la homeopatía, esta disciplina está sufriendo los embates de asociaciones de médicos y otros detractores. Está claro que, suponiendo que no haya una mala intención manifiesta, hablan desde el desconocimiento y la ignorancia. Desconocen todo lo referente a la memoria del agua, a la vibración y a otros matices del funcionamiento de los ladrillos sutiles de la materia. Como respuesta llegada del cielo, aterriza el gran descubrimiento de la demostración científica de la homeopatía, de la mano de la doctora en Ciencias genómicas y especialista en proteómica, Niurka Meneses, quien llega a esta conclusión “tras realizar el primer análisis proteómico conocido del impacto de un medicamente homeopático en células de carcinoma de pulmón y comprobar in vitro que genera y activa proteínas reparadoras”. Asegura la doctora Meneses que los especialistas que realizaron el trabajo, que demuestra la eficacia del efecto homeopático en células cancerosas de pulmón, no creían en la homeopatía. Esto complementa las investigaciones del doctor y Premio Nobel, Luc Montagnier, según las cuales “el agua tiene capacidad para recibir, almacenar y actuar como transmisor de señales electromagnéticas procedentes del ADN de bacterias y virus por lo que, como ya afirmaba el doctor Jacques Benveniste, tiene memoria”. Leer artículo completo.

Hace unos días, todos los medios de comunicación publicaban que en Estados Unidos se incluía el reiki como medicina complementaria. La incorporación se debe a la información elaborada por el Centro Nacional para medicina complementaria o alternativa (NCCAM, por sus siglas en inglés). Entre sus beneficios incluyen que “el reiki reduce el dolor, la ansiedad, la tensión muscular, acelera de cicatrización y proporciona bienestar. Es beneficioso durante la enfermedad, después de las intervenciones, en el pre y postoperatorio, así como para aumentar el estado de salud”. Añade el informe que no es una religión, por lo cual no importan las creencias religiosas del paciente, que este no necesita creer en reiki y que la técnica funciona independientemente de las opiniones de la persona que lo recibe. Conocido esto, no es de extrañar que en más de 800 hospitales de Estados Unidos se ofrezca reiki a sus pacientes. Incluso, en varios centros, se enseña reiki a médicos y personal sanitario, por ejemplo en la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, y en varios hospitales lo incluyen en la formación de los residentes, como en el Hospital Hartford. En España, sin embargo, vamos hacia atrás. Hace unos años se ofrecía reiki en varios hospitales de Madrid, entre ellos el Gregorio Marañón, pero, a pesar de los beneficios, fue retirado debido a presiones de la medicina inmovilista y conservadora.

Coincidió esta buena noticia con la celebración el 24 de octubre, del Día mundial de la acupuntura, una técnica milenaria que si bien tiene muchos detractores, ya ha demostrado con creces su eficacia. Y, continuando con las sincronicidades de estos días, quizá la más importante es que la Organización Mundial de la Salud incluyó síndromes de la medicina tradicional china (MTC), que aparecerán en el próximo CIE (Clasificación Internacional de enfermedades). De ello se hizo eco la revista “Nature” y explica el camino andado hasta esta meta, tan importante como aporte a la medicina occidental. “Bienvenido todo lo que sume” es lo que debe pensar y desear todo buen profesional de la salud. Este paso de gigante se lo debemos al que fuera asesor de medicina para la oficina de la OMS en la sede de Manila, Choi Seung-hoon, quien partiendo del conocimiento milenario de la medicina tradicional china, “se marcó como objetivo homogeneizar las diferentes variantes de la medicina oriental, sentando las bases de una nomenclatura común”. Resalta “Nature”, como ejemplo, el “meridiano del triple recalentador”. ¡De desmayo para uno de nuestros médicos clásicos! Les suena a chino, nunca menor empleada la expresión. La medicina occidental no tiene en cuenta la energía (el chi o qi) porque es algo que desconoce. Cree que los meridianos y los chakras son cosas de chamanes y gente rara no ilustrada. ¡Qué confundidos están! Por eso es necesario explicar, aportar y unificar. Ardua tarea, pero el primer paso ya está dado. Como reza la famosa frase de Pitágoras “el comienzo es el principio del todo”. Leer artículo completo.

Esta decisión de la Organización Mundial de la Salud supone, como quiera que se mire, un acto de globalización positivo, ya que, en unos años, la medicina china formará parte de nuestros sistemas de salud occidentales. Además, como el 70% del dinero que se invierte en el sistema sanitario a nivel mundial sigue los preceptos que marca la OMS, a partir de ahora la medicina tradicional china, al estar incluida, se va a ver beneficiada. Para Choi, “este avance cambiará la medicina a nivel mundial”.

En el CIE 11 aparecerán más de tres mil términos que los médicos occidentales tendrán que aprender, sobre cosas que ni siquiera saben que existen o que puedan tener relación con la enfermedad. Pone como ejemplo el artículo de “Nature” el concepto “estancamiento del chi de hígado” o “deficiencia del chi de bazo”. Es nomenclatura nueva, otra cultura, otra forma de medicina, pero el ser humano que enferma es el mismo, con los mismos meridianos y chakras. Así que ¡a aprender, a profundizar! Hay que ponerse al día. Como era de esperar, esta iniciativa no está siendo bien recibida por los inmovilistas de la medicina oficial, a pesar de que los tratamientos son más naturales y mucho menos agresivos y costosos. Temen, además, que no vengan avalados por resultados científicos de rigor. Hay que decir que no se trata de sustituir, sino de complementar y, en cualquier caso, de informar y permitir que el paciente elija cómo quiere ser sanado. Otra cosa es la postura de la Big Pharma, movida casi siempre por intereses económicos, más que por salvar vidas o promover la salud.

No quiero terminar el artículo sin hacer esta crítica a los guardianes de la salud pública, que ejercen un paternalismo cuasi totalitario como si no tuviéramos discernimiento. Si en función del uso de nuestra libertad de elección, optamos por las medicinas complementarias, se supone que lo hacemos libremente; nadie nos obliga. Y si nos equivocamos, es nuestra responsabilidad. Lo mismo que cuando nos sometemos a una operación de columna y nos quedamos en silla de ruedas.

Mi conclusión y mensaje es que, a pesar de todos los inconvenientes, hay que seguir adelante poniendo en práctica aquello en lo que creemos, aquello para lo que hemos nacido. Quizá sean compromisos que hemos adquirido en un estadio del que no recordamos nada, del que solo tenemos pequeños flashes, minúsculas reminiscencias que resuenan poderosamente en nuestra alma. Sanar es un acto mágico, místico, sagrado, un acto de amor que el universo pone en nuestras manos para el bien, para realizarse a sí mismo.

___________________
Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora, pertenece al Foro de Comunicadores Católicos.
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
Directora de Ourense siglo XXI
[email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

Lo más leído