RUFIÁN
Un tipo se llama Rufián, y lo es.
Tiene la pinta de ser un chalán,
y no lo puedes ver como un galán
por muchísimas vueltas que le des.
Cuando habla, a todos produce estrés,
porque se comporta como un patán,
aunque él asegura que es catalán
desde su media cabeza a los pies.
En el chusco Parlament catalufo,
abunda tanto la traición y el pufo
que en una tremenda gresca ahora están,
y ya ni saben si vienen o van.
Pero entre todos, descuella un pitufo
que tiene por apellido Rufián.
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Por Salvador Freixedo
Último libro del autor:
«IGLESIA, ¡DESPIERTA!»
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