El gobierno disparatado de Sánchez y sus meteduras de pata.

Cuando hace unos días recibí la noticia de la próxima reunión de Sánchez y Merkel en Doñana y lo que se proponían con los inmigrantes ilegales de Alemania, creí que se trataba de una más de las muchas “fake news” que recibimos a diario y la eché a la papelera virtual, sin más. Lo de convertir a España en el basurero de Europa me parecía una exageración surrealista con la intención de destruir aún más a nuestro presidente okupa. Sabiendo lo que está entrando a diario por las costas del sur, ¿tendría Merkel la desfachatez de querer encasquetarnos a sus inmigrantes? Aunque de cara a las próximas elecciones le vendría muy bien, de acuerdo a la dinámica europea del posicionamiento de los partidos antiinmigración. Esa reflexión me hice. Sin embargo, no se trataba de una noticia falsa. La reunión se produjo y se pactó que nos los van a enviar a cambio de casi nada, de cien millones, no para nosotros, sino para Marruecos que, en pago al regalo, acaba de cerrar la frontera de Melilla y está deportando negros a todo lo que da. Pues bien, lo anunciado era verdad: España se va a convertir en un país copado por esta gente deambulando por las calles. Porque Sánchez ha dicho que los quiere en la calle; le parece que mantenerlos confinados en los CIE es un castigo inmerecido. En algunos lugares de Madrid ya no se puede pasear o ir de tiendas porque lo tienen tomado las mafias de inmigrantes que se reparten los negocios. En Lavapiés da miedo ir por la calle pasadas las diez de la noche. Es uno de los lugares donde la policía tiene que andar con pies de plomo, ¡no vayan a molestarse los ilegales! El mundo al revés.

Al hablar de temas “delicados”, como el de la inmigración masiva, nos hemos acostumbrado a declarar que no somos xenófobos. Yo lo hice en muchas ocasiones, pero hoy quiero manifestar lo contrario o, más bien, puntualizar. Me considero xenófoba e incluso mala cristiana, si me apuran, si los ilegales a los que hay que admitir ponen en peligro la estabilidad del país que, bien o mal, hemos construido entre todos y es el nuestro. No me refiero a que se lleven todas las prestaciones y viviendas que deberían entregarse a los necesitados compatriotas, que también, sino al malestar que están creando en todas las comunidades donde viven, dentro y fuera de España, queriendo imponer sus costumbres, saltándose las leyes del país de acogida, formando guetos donde se aplica la sharia, a los que la policía no osa entrar, construyendo mezquitas con dinero de nuestros impuestos, mientras se profanan iglesias o se invaden espacios públicos a la hora del rezo mirando a la Meca. (Y mientras aquí se acoge a los refugiados –y a los paramilitares que vienen camuflados con armas, para hacer la guerra en su momento—los refugiados cristianos son perseguidos en todo el mundo, hecho que Theresa May reconoció públicamente hace unos días, al tiempo que expresaba su solidaridad con “las minorías religiosas que están recibiendo persecución en cualquier parte del mundo”. Se refería a los cristianos).

Soy xenófoba –¿usted no?— contra los que agreden a mujeres, llegando en muchos casos a la violación e incluso al asesinato, hechos ante los cuales las autoridades hacen la vista gorda e incluso justifican su comportamiento amparándose en sus costumbres.

Soy muy xenófoba – ¿usted no?— contra los que saltan la valla lanzando cal viva sobre nuestros policías, que cumplen con su deber. Soy xenófoba, en fin, contra todos los que saltándose la ley y el orden hacen la vida imposible a los españoles de Ceuta y Melilla. Y lo soy también contra los manteros que, además de invadir las calles y perjudicar a nuestros comerciantes que sí pagan impuestos, dan palizas a turistas y crean una imagen sucia y poco atractiva de España.

En los medios, salvo excepciones, al servicio de la izquierda radical, acostumbrados a la mentira y a la tergiversación, se manipula con todo descaro, en la propia cara y a la luz del día. El masonazo Allende, en su discurso durante el Congreso Nacional de Periodismo de Izquierda, en 1971, lo dejaba así de claro: “La objetividad no debería existir en el periodismo […], el deber del periodista de izquierda no es servir a la verdad, sino a la revolución”. Esta frase ayuda a entender mejor la dinámica seguida por los medios, porque hay que reconocer que en el mundo global se está produciendo la revolución de ideas más importante de la historia. El corte de cabezas se realiza con guillotinas invisibles y virtuales, puestas en marcha por el motor de la ingeniería verbal y social.

En estos medios al servicio de lo peor de la condición humana se niega el efecto llamada, cosa que hasta el más tonto sabe. ¡Cómo no van a venir! Esto es jauja para ellos. Y Sánchez los necesita para votos. De hecho, quiere agilizar los trámites de los ilegales para que voten en las municipales, aunque no haya compromiso de reciprocidad con el país de origen. Carmena los adora y organiza desayunos con ellos –se ve que se siente muy sola—y hasta les permite actuar como pregoneros en las fiestas para despotricar contra nuestras fuerzas del orden. Esto me saca de quicio, y me pregunto por qué no se vuelven a sus países si aquí la policía es tan mala y los españoles somos tan xenófobos. Esto va también para la ignara Romi Arce, que mejor estaba ayudando a sus compatriotas indígenas que “desayudando” a los madrileños; va también para la independentista, disfrazada de monja, Karam; para Echenique, tan feo por fuera como por dentro, para Fachín, facha de la extrema izquierda, y para Pisarelo que anda estos días presumiendo de cargo por Argentina. Que se quede allá. Yo estaría dispuesta a pagarle los alfajores de por vida. ¿Me queda algún listillo más de allende el océano?

En este verano tan raro, donde todo está en equilibrio inestable, incluso los rayos del sol, vamos de sobresalto en sobresalto y no dejamos de hacernos preguntas. ¿Hasta cuándo durará mucho la pesadilla Sánchez y equipo? ¿Será cierto que el PSOE ha subido tanto en intención de voto? Si es así, ¿por qué no convocó elecciones aprovechando el tirón de la novedad? Ahora se le está viendo demasiado el plumero. Todo él es puro humo, pura foto, pura pose con o sin gafas en el Falcon. Lo de su mujer en el IE, sin título, está causando ampollas entre los profesores universitarios, y con razón. Se ve que la irregularidad es cosa de familia, porque también pende sobre él el tema de la tesis, realizada por el equipo de Miguel Sebastián. Hay varios testigos de este hecho. ¿Para cuándo este asunto en los medios? Otro de los logros que hay que reconocerle a Sánchez es el nepotismo practicado a lo bruto y por la vía de urgencia. Creo que no le queda a nadie por colocar. Salvo Franco que, de momento, sigue en el Valle de los Caídos. ¡Menudo juego para las teles ávidas de morbo!

Dónde está la calculadora Soraya es otra de las preguntas que nos hacemos. ¿Andará en su elemento “cloaquil” natural a ver si lo del máster de Casado tiene recorrido en el Supremo o no? ¿Esperará órdenes del Bilderberg? ¡La jueza Rodríguez-Medel se las trae! Eso sí que es prevaricar por nada. ¿O es por algo? ¿Quizá trabaja para Soraya? Así las cosas, ya nada nos extraña. Pero esto está retrasando el arranque del nuevo PP de Casado, y ahora es vital para hacer frente al peligro que tenemos ya encima. Estamos en manos de un gobierno psicópata y desnortado con un montón de frentes abiertos.
La modificación del Código Civil, mediante decretazo, es un despropósito y tiene a los juristas en pie de guerra, por su inconstitucionalidad. Según esta modificación, los hombres, por el mero hecho de tener un sexo masculino, van a poder ser privados de la patria potestad por los servicios sociales de los Ayuntamientos. Bastará el informe administrativo de una femen –o varias—, y el pobre padre se quedará sin ningún derecho a la presunción de inocencia. ¿De verdad esto es igualdad? Las mujeres que decretan esto no parecen mujeres sino auténticos monstruos. ¡¡Ya decía Carmena, ¡otra vez ella!, que los hombres llevan el maltrato en los genes!! Se ve que está haciendo doctrina. Ya está bien de persecución.

Volviendo a los inmigrantes –véase que me niego a llamarles migrantes, que es lo políticamente correcto ahora— en el próximo artículo daremos algunos datos sobre los paramilitares de la Boko Haram que están entrando de Nigeria, Sudán, Ghana y Costa de Marfil, las mentiras que nos cuentan los medios y los políticos, y los millones que nos cuestan al año. Todo obedece a un plan diabólico de destrucción de Europa, del cual los practicantes del buenismo son cómplices. ¿Se han fijado en las fotos que todos están fuertes y que no hay desnutridos con moscas?

___________________
Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora, pertenece al Foro de Comunicadores Católicos.
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
Directora de Ourense siglo XXI
[email protected]
Suscripción gratuita
.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

Lo más leído