El Abanico – «La manada» culpabiliza a su víctima


MADRID, 15 (OTR/PRESS)

La estrategia de los abogados de los cinco jóvenes que agredieron sexualmente a una chica de 18 años, durante las fiestas de San Fermín del 2016, es la que suelen utilizar la mayoría de los hombres, algunos jueces incluidos, cuando se ven acorralados por haber cometido todo tipo de tropelías contra una mujer: la culpa no es de ellos sino de la víctima que lo consintió.
El martes, esta joven tuvo que escuchar, aunque fuera a puerta cerrada, cómo dudaban de la veracidad de sus palabras, de lo que supone para una joven -si fuera hombre el daño sería igual de perverso-, narrar detalladamente cómo cinco individuos que se ofrecieron a acompañarla hasta donde tenía su coche, al llegar a un determinado lugar, la forzaron a entrar en un portal, la desnudaron, y uno a uno, entre risotadas, la violaron a la fuerza, hasta dejarla extenuada, sin fuerzas para gritar, en estado de shock. Horrorizada por lo que acababa de vivir, por lo que acababa de sentir, con asco de su propio cuerpo, humillada al ver cómo grababan con total impunidad la fechoría, el crimen que estaban cometiendo para enviárselo a sus amigos o a sus seguidores de las redes.
Cuando los jóvenes fueron reconocidos por las cámaras de seguridad que el Ayuntamiento de Pamplona pone en sus calles, precisamente para evitar que actos como estos se cometan, después de ser interrogados y comprobar el contenido de sus móviles, les enviaron a prisión hasta que se celebrara el juicio que dio comienzo este martes pasado, donde lo negaron todo como han venido haciendo desde su detención.
Sin embargo, el broche de oro lo puso uno de los abogados de «La manada», que presentó un informe de unos detectives privados, contratados por una de las defensas. ¿Con qué objetivo? Constatar que la joven siguió haciendo su vida después del ataque.
Teniendo en cuenta que de la identidad de la agredida no se ha dado a conocer, ni el domicilio, lo lógico es pensar que de vuelta a su casa tratara de llevar una vida normal -aunque la procesión fuera por dentro-, con el fin de que nadie la señalara con el dedo.
Pues bien, en vez pedirle perdón por la tropelía cometida, los familiares pagaron a un detective para que la siguiera, para ahondar más en la herida que le ha dejado graves secuelas. Siendo esto grave, lo peor es que el tribunal la haya aceptado como prueba.
¿Prueba? ¿Qué tipo de prueba? ¿Que de vuelta a su casa saliera con sus amigas a tomar una cerveza?, ¿Que se riera porque alguna de ellas contara un chiste? ¿Acaso esto borra lo anterior, borra la violación de que fue objeto por cinco individuos que se ha demostrado que no era la primera vez que utilizaban a una mujer desahogar su furia sexual? Ojalá «La manada» reciba el castigo que merece, por duro que sea. Y les enseñe que cuando una mujer dice No es No, lo tienen que aceptar y no pasarse la negativa por el arco del triunfo.

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