Victoria Lafora – Miedo al vacío


MADRID, (OTR/PRESS)

El prófugo de la Justicia y ex president de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, sigue lanzando arengas desde su «escondite» en Bélgica, instando a los catalanes a defender en las calles una Republica que él abandonó, pies en polvorosa, al día siguiente de proclamarla.
Su último alegato ha sido la petición de una lista conjunta de todos los independentistas cara a las elecciones del 21 de diciembre. LLista unitaria.cat es la plataforma que recaba firmas para forzar a ERC y a su líder, Oriol Junqueras, en una celda de la prisión de Estremera, a recoger los restos de la antigua Convergencia y salvarlos del desguace.
Puigdemont quiere hacer «lista de país» y, aprovechando que todavía goza de libertad, se propone como cabeza de cartel y ofrece hacer campaña «incluso en el extranjero». No es difícil imaginar que detrás de esta propuesta está la mano de Artur Mas, su consejero «en cap», y el que realmente mueve los hilos del PDECat. El ha sido el principal responsable, el verdadero culpable de la deriva independentista de una formación que representaba a la burguesía catalana, el que, para escapar de los procesos por corrupción que encharcaban su formación, se echó a la calle a reivindicar una independencia en la que no creía. Ahora teme quedarse sin siglas que le amparen, sin el poder que tanto tiempo ha disfrutado, y con una deuda con la Justicia que los catalanes le han sufragado hasta ahora.
La «lista de país» se perfila como la única posibilidad de salvar a los exconvergentes de devenir en una fuerza residual y simple muletilla del pacto pos electoral que cerraran ERC y los comunes de Ada Colau y al que quieren sumar al PSC. Incluso el ex conseller Santi Vila, que se bajó del barco horas antes del incendio, diseña una nueva organización, catalanista y de centro, que recoja todos los votos huérfanos de la extinta CIU.
El discurso victimista, utilizado hasta la saciedad con brillantes resultados por el independentismo, el sobrevenido y el histórico, se compadece mal con un señor que tomaba café en Bruselas con su abogado, analizando su futuro procesal, al mismo tiempo que los miembros de su Gobierno comparecían en la Audiencia Nacional y salían en furgones por el riesgo de fuga que el mismo había ejemplarizado.
Marta Pascal, la actual dirigente del PDECat, que se mostró siempre temerosa de la rapidez con el que Junts pel Sí pretendían llegar a la independencia, que reconoció, tras la fuga del líder, que se equivocaron creyendo que el «proces» era «bufar y fer ampolles» que significa algo así como hacer globos, clama pidiendo una lista conjunta que les evite el ridículo de una derrota histórica, lo que parece demostrar que no tiene mucha confianza en que los catalanes vuelvan a confiar en la palabra de Puigdemont, incluso desde la cárcel.
Mientras tanto, la orden de detención contra los huidos ya ha llegado a las autoridades belgas y es cuestión de semanas que un juez se pronuncie sobre la ejecución de la misma.

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